miércoles, 15 de junio de 2016

DE GATOS Y RATONES

De nuevo a las urnas. Con los mismos candidatos, los que no fueron capaces de llegar a un acuerdo. Con los mismos programas. Con las mismas expectativas. Es decir, que muy probablemente se va a repetir la historia. Tras los resultados electorales,  dos meses de verano, julio y agosto. Apuesto a que en septiembre no tenemos gobierno. En caso de ir a unas terceras elecciones la confianza política de la ciudadanía saldría muy debilitada. Si el nuevo gobierno surgiera de un compromiso in extremis sería un gobierno débil y para poco tiempo. Eso reforzaría de nuevo al PP. Y de nuevo a unas terceras elecciones en menos de un año. No, el panorama no parece muy alentador. Se necesitan programas sólidos de izquierdas  y líderes más consecuentes. Y, desde luego una renovación en la derecha española. Un país tan dividido, no puede progresar. Y necesitamos remontar este maldito saqueo constante, esta falta de futuro y de expectativas. Los ciudadanos que hace muchos años han dejado de serlo para convertirse simplemente en consumidores de los grandes medios de comunicación, que reaccionan ante la política como ante el fútbol, es decir alienados y manejados, no pueden formar la base social sólida de ningún país que pretenda un cambio social real.

Muchos se preguntan qué va a pasar el 27 de junio. De nuevo el paripé. El engaño. Lo mismo que antes del 26 de junio. Con debates electorales manipulados por los partidos políticos, unos periodistas obedientes y la Academia de Televisión, convertida en mamporrera de los intereses de unos y de los otros. Lo grave del asunto es que todavía existen periodistas que siguen los dictados de los partidos políticos que a veces identifican con sus propios intereses particulares. Estas y otras cosas tienen que cambiar. Y también aquellos que propugnan el cambio que no consiste en otra cosa que sustituir un bipartidismo corrompido por otro por corromper. No. Si los ciudadanos votamos pluripartidismo ellos deben de cumplir nuestro mandato. Esto de volver una y otra vez a las urnas hasta que los resultados electorales coincidan con los intereses de las grandes empresas que cotizan en Bolsa, de los intereses de Bruselas, de los de Pablo Iglesias, Mariano Rajoy o Pedro Sánchez, no es otra cosa que un fraude.


Yo ya he votado. No estoy dispuesto a hacerlo por segunda vez. Ni tampoco una tercera. Cuando vuelva a las urnas no quiero ver en las papeletas a quienes han entorpecido o evitado un Gobierno. Los ciudadanos nos merecemos otra cosa. Queremos saber que nuestra opinión va a ser tenida en cuenta. Que nuestros hijos pueden aspirar a un mundo diferente. Sin ellos, lleven barba o coleta. No importa el color del gato si se come a los ratones.  

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