viernes, 27 de julio de 2012

“ANTISISTEMAS” EN EL GOBIERNO


Primero, miles de personas indignadas tomaron las plazas y las calles de España; más tarde, estos indignados y muchos otros que se les unieron manifestaron su cabreo saliendo a las calles por decenas de miles; ahora, unos y otros han transformado la indignación y el cabreo en furia. Una furia que es fácilmente detectable a través de la red en las manifestaciones ciudadanas. Si uno si fía de las declaraciones realizadas por los mandos policiales encargados de reprimir cualquier intento de protesta o manifestación vemos que los más agresivos, aquellos que se enfrentan sin miedo a las fuerzas del orden son cada vez más gente normal que nada tiene que ver con los movimientos organizados. Amas de casa, ancianos, adultos sin trabajo, gentes desesperadas que expresan así su furia que hoy se detecta en los mercados, en las calles, si te detienes a hablar con tu vecino o vecina, en cualquier espacio público. 

En todos los lugares esa gente común y corriente a la que se refiere la policía parece dispuesta a seguir las propuestas más radicales. Salen a las calles con carteles llamando ladrones y saqueadores a banqueros y políticos. Ellos y ellas que jamás se han metido o interesado por nada, que vivían tan contentos ajenos a la realidad que otros disponían para ellos ven ahora como sus hijos, maridos, o nietos y nietas se desesperan en busca de un trabajo que no encuentran. 

El drama entra en cientos de miles de hogares destruyendo a familias completas, sin respetar ideología alguna. Tan solo una casta privilegiada se libra de la crisis: además de los que la ocasionaron, cerca de medio millón de personas, en su mayoría políticos o magistrados. Los encargados de hacer respetar las leyes o de ponerlas en marcha desde el Congreso de los Diputados se blindan en sus prebendas y sin el menor rubor pasan por encima de sus propios electores. De ahí la furia. 

Furia al ver como el ex presidente del Consejo del Poder Judicial, Carlos Divar, pide una indemnización de 280.000 euros después de haber tenido que dimitir por comportamientos poco éticos. 

Furia al ver como un miembro de la familia real, Iñaki Urdangarín, es premiado con un contrato anual de más de dos millones de euros en Telefónica a pesar de estar imputado por varios delitos. 

Furia al escuchar a la hija del también imputado Carlos Fabra gritar “que se jodan” al anunciar Mariano Rajoy las medidas que ahogan a tantos hogares españoles. O los aplausos de los diputados del PP cuando se anuncian estas medidas. 

Furia al ver cómo ni Rodrigo Rato, ni el ex gobernador del Banco de España, o la ex ministra de Economía admiten culpa alguna en la gestión de la crisis o en la descapitalización de Bankia. 

Furia ante la inacción de los políticos de la oposición. 

Furia al ver como los ex presidentes del Gobierno disfrutan de sus sueldos con cargo al erario público , con coches oficiales, guardaespaldas, secretarias, asesores y despachos, al tiempo que nos dicen que inician giras por todo el mundo como conferenciantes ganando de tres a seis millones de euros por charla, llegando a reunir al año en este concepto unos cien millones de euros. 

La lista de la furia es muy larga y se engrosa cada día, con actitudes como las descritas, provocando que esta crezca. La desvergüenza de unos, la culpa de otros, el sufrimiento de gran parte de la clase media española, la sensación de que esta crisis se está utilizando para sepultar a toda una clase social, negándoles incluso el derecho a abortar ante la malformación del feto, convierten esto en una guerra ideológica. Como ha dicho el ministro de Asuntos Exteriores, lo que se está cociendo dentro del Gobierno, es “el cambio de modelo”  

Por la red hay cada vez más iniciativas para echar a los políticos, hacer que los banqueros paguen por lo que está sucediendo, llamamientos a un insurrección popular que comenzaría cercando el Congreso de los Diputados. Actitudes que desembocaran en violencia. 

Furiosos, indignados y cabreados juntos contra “los antisistema”, como así se les conoce ya, pues como bien le ha dicho una diputada de APyD  a Rodrigo Rato en su comparecencia en el Congreso de los Diputados, ellos si son los auténticos “antisistema”, los que cumplen al pie de la letra las consignas de derribar el sistema establecido: primero el sistema económico, ahora el sistema social, y como ha anunciado el ministro de Rajoy, muy pronto dando un golpe de mano contra la propia esencia del sistema político.

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