HACIA UNA SOCIEDAD VIGILADA
Tienen el poder de crear opinión entre amplios sectores de la sociedad y de derribar a un Gobierno. Son más que un partido político. Su fortaleza es mayor que la de muchas instituciones. Pueden ser el poder o la oposición, según convenga. Los Gobiernos les temen, los partidos políticos les necesitan, el jefe del Estado les mima y el pueblo ríe y llora con ellos mientras influye en sus comportamientos de forma muy notable.
Se trata de un gran poder económico y político en manos de unos pocos. Los banqueros más poderosos e influyentes participan en ellos de una u otra manera y los grandes magnates internacionales ya han comenzado a hacerse con ellos. Estamos hablando de los medios de comunicación, del llamado poder mediático que está usurpando las funciones de los ciudadanos a la hora de decidir. La democracia concebida como representación se transforma en una falsa realidad creada a imagen y semejanza de los intereses de unos pocos a quienes, por cierto, nadie ha elegido.
España, al igual que otros países, lleva camino de convertirse en una sociedad "vigilada" por los grandes medios de comunicación. Lo que comenzó siendo un servicio público se está transformando en el más privado de los servicios. Su poder conquista vanidades y son muy pocos los que no se hipotecan por verse reflejados a través de la pantalla o ver su nombre esculpido en negritas en letra impresa.
En esta nueva sociedad todo aquel que no tiene presencia en los medios carece de entidad, no existe. Una buena imagen o un titular pueden cambiar la opinión de la sociedad sobre cualquier persona, hecho o planteamiento.
En una cultura en la que prima la apariencia sobre el contenido, los medios de comunicación se han convertido en los grandes publicistas de un modelo que ha convertido a los espectadores de ciudadanos en consumidores creándoles tal cantidad de necesidades e insatisfacciones que a menudo terminan tumbados en el diván del siquiatra sin saber muy bien por qué.
LOS NUEVOS AMOS DE LA INFORMACIÓN
Ya no podemos hablar del “cuarto poder”, como corrector del poder político o económico en defensa del ciudadano. Hoy los grandes medios de comunicación han sido comprados por el poder financiero o están en manos del aquellos con mayor poder económico que son finalmente quienes tienen la capacidad de decidir acerca de la información que llega a los ciudadanos, en qué proporción y que es aquello que se les debe de ocultar. Gran parte de los nuevos periodistas juegan el papel de amanuenses de este poder y los vemos actuar a menudo como comparsas del sistema.
Los banqueros se expresan a través de los grandes medios con tranquilidad, Sus Juntas anuales de accionistas se televisan mientras sus beneficios crecen. Una pequeña parte de estos dividendos serán reinvertidos en comprar más medios para que el mensaje llegue sin interferencias.
Esos son los auténticos amos de la comunicación: magnates que obedeciendo intereses ajenos a los de los ciudadanos concentran grandes medios en sus manos para conformar la opinión u orientar el consumo. Y dentro del gran mercado también se crean líderes políticos, por supuesto aquellos que mejor sirvan a los intereses de quienes de verdad mandan y deciden.
PERIODISTAS DE TALONARIO
Los nuevos amos de la comunicación utilizan la información en el terreno político, para obtener más poder o incrementar sus beneficios económicos.
De este modo se ha llegado a desnaturalizar el papel de las redacciones transformando el proceso informativo en una gran farsa. Al frente de jóvenes periodistas, poco expertos y con grandes ganas de conseguir y conservar su primer empleo, se pone a periodistas ambiciosos y desaprensivos deseosos de ser fieles a un patrón siempre y cuando ello signifique una buena contraprestación económica. Hoy es frecuente ver a periodistas millonarios, alardeando de bienes y fortuna, convertidos en la voz de su amo. Incluso algunos veteranos del oficio no dudan en afirmar que “Cada periodista tiene la personalidad del medio para el que trabaja” como si el ejercicio de la profesión dependiera únicamente del talonario..
Los grandes medios de comunicación han convertido a los periodistas en estrellas de la radio o de la televisión. Cuando actúan lo hacen de acuerdo a un guión obsesionados con que su espectáculo tenga en mayor éxito posible. Así se convierten en esclavos del share, el porcentaje que mide el número de seguidores que tiene cada programa, de tal forma que en las reuniones de redacción los directores se preocupan más por ese porcentaje que por la información misma. Intentan ser vistos a cualquier precio para seguir cobrando esos sueldos de estrellas millonarias y con pocos escrúpulos se trastoca la información, exagerando el morbo a través de los sucesos o la prensa del corazón, convirtiendo la información internacional en mero espectáculo, evitando el razonar sobre lo que sucede y potenciando las imágenes de catástrofes o desgracias personales. Los programadores miden con el mismo rasero la información que los programas de variedades y les exigen a sus periodistas que mantengan el ritmo y el interés del público al margen de lo que la actualidad determine cada día.
El prestigioso sociólogo francés Pierre Bourdieu habla en su libro “Sobre la Televisión” de “una determinada categoría de periodistas, contratados a golpe de talonario por su docilidad para someterse sin escrúpulos a las expectativas del público menos exigente, y, por lo tanto, los más cínicos, los más indiferentes a cualquier forma de deontología”.
Ellos obedecen las órdenes de los nuevos amos de la información. Llenan las páginas o las pantallas de televisión de sucesos y noticias del corazón dejando de lado las noticias que debería conocer el ciudadano para ejercer sus derechos democráticos. Bourdieu analiza como “se sacrifica el periodismo de investigación en beneficio del animador bufón, al sustituir la información, el análisis, la entrevista en profundidad, la discusión de expertos, el reportaje, por la mera diversión “
LA INFORMACIÓN ÚNICA
Esta gigantesca concentración de capitales tiende hacia la información única. Herbert I. Schiller, filósofo y sociólogo, y uno de los más destacados investigadores norteamericanos de la industria de la comunicación asegura que la producción y difusión de gran parte de los mensajes e imágenes ofrecidos por los llamados amos de la información “se exponen mientras el país se encuentra inundado de sórdidos chanchullos, funcionarios corruptos, infracciones generales e incontables escándalos personales”
Schiller afirma que el poder económico se ha hecho muy fuerte limitando el poder de los gobiernos que cada vez son más débiles y advierte que constituye la amenaza más temible para el bienestar individual y de la comunidad.
En este avance hacia el mercado unificado de la información vemos como cada vez se imponen más los mensajes elaborados desde las grandes agencias internacionales de noticias y como este se distorsiona o falsea.
Numerosos reportajes presentados como periodismo de investigación son meras invenciones y las noticias de los informativos de las televisiones con mayor audiencia se asemejan cada día más a un spot publicitario. De este gran montaje no se libran ni los jefes de Gobierno. Ya en el mes de febrero de 1999, en declaraciones al periódico El Mundo, el entonces primer ministro italiano, Massimo D` Alema aseguraba que “casi todas las noticias que publican los periódicos italianos son falsas”.
El ciudadano está más desinformado que nunca y en medio de esta farsa de los mass media, que consiste en ofrecer más noticias que nunca, aduciendo así que el público se encuentra mejor informado, surgen las quejas de los ciudadanos más conscientes que pronto son relegados y expulsados del universo de la televisión primero y de las revistas de información después, al dirigirse estas hacia un público desinformado y fácilmente manejable.
UNA REALIDAD DISTORSIONADA
La imagen de nuestra sociedad tal y como la reflejan los medios es insolidaria, egoísta, agresiva, autosuficiente y consumista presentando a los partidos políticos como organizaciones corruptas (diferentes perros con distinto collar) y causantes de todos los males que ocurren. Las autonomías son un despilfarro y un gasto innecesario; las lenguas de cada comunidad, una barrera; los emigrantes un sector conflictivo y violento. Para defenderse de todo esto nada mejor que el individualismo: cada uno encerrado en su casa, desconfiando de todo y de todos pero eso sí, viendo mucha televisión; consumiendo mucha televisión.
La sociedad se refleja en el espejo que los medios les ponen delante, ofreciéndoles una imagen distorsionada de sí misma. Los media no solamente nos indican el modelo físico al que todo individuo tiene aspirar (detrás se esconden multinacionales de la alimentación light) sino también cual debe ser nuestra forma de pensar y reaccionar ante los diferentes acontecimientos sociales, económicos y políticos. Les dicen lo que es bueno y malo, de quién deben fiarse y de quién no etc. No se trata todavía del Gran Hermano del que hablaba Orwell pero sí de un medio cada vez menos formativo y plural que obedece a los intereses particulares de unos pocos.
EL “REBAÑO DESCONCERTADO”
El poder financiero, es decir, el que controla los medios de información, tal y como advierte el lingüista Noam Chomsky se ocupa de que a la población “se le prive de toda forma de organización para evitar así los problemas que pudiera causar. La mayoría de los individuos tendrían que sentarse frente al televisor y masticar religiosamente el mensaje”
Los ciudadanos viven una realidad impuesta por los grandes medios. La televisión convierte en normal lo excepcional. Un informativo no es más que una suma de hechos excepcionales, en tanto que serán más noticia cuanto más se alejen de lo común. Todos estos hechos noticiosos, puestos uno a continuación del otro, conforman en el espectador una idea aproximada de lo que los medios le dicen que es el mundo y día a día lo que los espacios de información pretenden comunicarnos es el pulso de ese mundo creado a imagen y semejanza de sus propios intereses. Una vez más la realidad se convierte en ficción.
Los medios no dudan hoy en falsificar la historia o en silenciar aquella parte que no les interesa que se conozca para manejar mejor a la población. Se crea frente al televisor lo que Bourdieu llama el “rebaño desconcertado” al que se le dice lo que tienen que hacer y pensar porqué de esto se trata: de influir en la gran mayoría para despojarla de su poder. Como dice Noam Chomsky “Al rebaño hay que desconcertarlo, que distraerlo, hay que hacer que conserve un miedo permanente y marginarle” Es necesario que mire hacia otro lado, que no participe. Otros lo están haciendo ya por él.
EL SEGUNDO PODER
Esta forma soterrada de totalitarismo impuesto a través de los medios no busca otra cosa que suplantar la democracia a favor de los mecanismos financieros. El ensayista neoliberal, Alain Minc, representa muy bien la corriente de opinión de aquellos que creen, como él, que el capitalismo es el estado natural de la sociedad y no la democracia a lo que contesta el antiguo primer ministro francés, Raymond Barre, diciendo que “ no se puede dejar el mundo en manos de una banda de irresponsables de treinta años que no piensan sino en hacer dinero”.
Estos nuevos yuppies de la comunicación, que trabajan para las firmas económicas más poderosas lo analizan todo a favor del mercado. La democracia no es para ellos. El periodista y estudioso de los medios, Ignacio Ramonet, dice refiriéndose a los nuevos amos de la información que “A sus ojos, el poder político no es sino el tercer poder. Antes está el poder económico y luego el poder mediático. Y así cuando se posea esos dos, como bien ha demostrado en Italia el Sr. Berlusconi, hacerse con el poder político no es más que una formalidad”
De esta forma se transgreden los principios básicos de una democracia como ya alertó el filósofo y pensador Karl Popper (“La televisión, un peligro para la democracia”).
Quienes dominan los medios también aspiran a manejar el poder político. Ellos son hoy muy poderosos. No en vano se hacen llamar los nuevos amos de la información. Y ustedes, es decir nosotros, muy pronto seremos llamados de nuevo por los medios para acudir a las urnas. Piénsenlo……….. mientras ven la televisión.
En estos momentos este articulo toma una realidad en la desinfomacion manifiesta de la prensa y la radio en USA.
ResponderEliminarEn estos momentos este articulo toma una realidad en la desinfomacion manifiesta de la prensa y la radio en USA.
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