martes, 10 de mayo de 2011

LA EXPLOSIÓN DEL DESORDEN



Hace años un buen amigo me habló de Ramón Fernández Durán con la recomendación de que le conociera y hablara con él. Entonces yo estaba entrevistando a una serie de voces que procedentes de todo el mundo cuestionaban el modelo económico que como una gran mancha de aceite se extendía desde hace años por todo el Planeta. Ramón era una de esas voces. Me asombró el desconocimiento tan grande que los periodistas teníamos de la existencia de una mente tan lúcida como la de Fernández Durán. El contacto personal con él  y  la lectura de sus libros me hicieron ver que estaba ante una persona excepcional.

Nos continuamos viendo durante los últimos años. Establecimos una forma de comida-tertulia en una casa de comidas de la calle Libertad, “El Bierzo”, siempre que podíamos, cada mes o dos meses, en donde Ramón me hablaba abiertamente de sus escritos que iba desgranando hasta convertirlos en libros que a la vez compartía con todos a través de la red. En ellos reflexionaba sobre la deriva tan peligrosa a la que nos estaban llevando los grandes organismos de las finanzas internacionales y la dejación a la que se estaba sometiendo Europa, que culminaría con una Constitución de corte neoliberal. Y también de la pérdida de libertades a raíz del 11-S y de cómo los gobiernos se estaban plegando ante las medidas securitarias que estaban cambiando sociedades completas. 

Sin nombrarlo expresamente, Ramón ya nos estaba hablando del gran estallido, que hasta ahora se ha concretado con una gran crisis económica mundial con origen en los desmanes financieros y dirigida posteriormente a satisfacer los apetitos del mercado devorando países completos y convirtiendo la soberanía nacional en papel mojado.

De esto, de la explosión del desorden, hablaba y escribía Ramón. 

Hace unos meses, anuló una de nuestras citas diciendo que se encontraba mal. Su silencio posterior me preocupó pero pronto restableció contacto por correo electrónico para explicarme que se moría. Que su enfermedad no tenía cura y que se había reunido con los médicos para decirles que no deseaba alargar su final con quimioterapia. Es decir, que quería morir dignamente, en consonancia con lo que hasta ese momento había sido su propia vida.

Nos despedimos después de su decisión como se despiden dos buenos amigos. Ramón se ha ido de este mundo vislumbrando muchas de las cosas de las que el tanto había escrito y los que le frecuentamos, que éramos muchos, no solamente lamentamos la desaparición de un estupendo ser humano sino  la pérdida de esa voz tan lúcida, tan ausente de los grandes medios de comunicación, con tanta presencia en las organizaciones sociales y en las organizaciones ecologistas, como era y es la de Ramón Fernández Durán.

Este es un apunte rápido que hago hoy en Terramundi para que sepáis quien era Ramón, para animaros a aquellos que estéis interesados en leer sus libros a extender su pensamiento y a despedirle como se merece una persona tan valiosa e importante como el.

En esta página podréis encontrar información  (http://t.co/xQbIEsB).  

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