El fin del social-liberalismo
El tornado del neoliberalismo se va debilitando aunque dejando tras él un panorama desolador con la destrucción de gran parte de la economía real, la desaparición de gran parte de los derechos laborales ganados por los trabajadores en el último siglo, millones de parados en todo el mundo y habiéndole arrebatado el futuro a al menos toda una generación, de jóvenes y no tan jóvenes, que ya han cumplido los cuarenta años.
También este huracán político y económico que nos ha barrido de forma particularmente severa durante los últimos quince años se lleva consigo el descredito de los partidos políticos del arco de la izquierda parlamentaria, primero con la muerte de la socialdemocracia y ahora con el final anunciado del social-liberalismo, que no ha sido otra cosa que la asunción de las medidas neoliberales por parte de los gobiernos y partidos socialistas de Europa.
La resolución de los conflictos ocultos
Si la última gran crisis económica mundial ha constituido el estallido del modelo neoliberal dejando al descubierto el gansterismo económico en todo el mundo, las revueltas del norte de África y de los países árabes con miles de jóvenes en las calles pidiendo trabajo y un futuro mejor son la más clara demostración de lo que los historiadores denominan “la resolución de los conflictos ocultos”.
Sí, porque se ha necesitado casi medio siglo para despojar a buena parte del mundo de sus derechos, creando el miedo en millones de familias, y todo ello contando con el silencio de políticos, gobernantes y de los medios de comunicación que se plegaron desde el primer momento a este saqueo llevado a cabo por unos pocos contra la clase trabajadora, derribando primero el Estado del Bienestar y creando un caos tal en el mundo que nadie sabe a esas alturas como salir del atolladero.
Contra el gansterismo internacional
Cincuenta años para darse cuenta y reaccionar. Efectivamente durante todo este tiempo el conflicto se ocultó y en esa ocultación y connivencia con los gánsteres mundiales habría que pedir responsabilidades al socialismo internacional, a los sindicatos, a los medios de comunicación y desde luego a la banca mundial.
Por eso hablamos hoy de la desaparición de la socialdemocracia en Europa, de los bajísimos niveles de afiliación sindical, de la muerte del periodismo o del ascenso de los partidos de extrema derecha en el norte y centro de Europa, en donde la destrucción del llamado Estado del Bienestar se ha notado más.
Pero no todo son malas noticias. Del caos suelen salir soluciones aunque, como vemos, estas van a ser muy lentas, tanto que se van a llevar por delante al menos a tres o cuatro generaciones de jóvenes en todo el mundo. Millones de personas que tendrán que vivir sin futuro o en el peor de los casos sin techo y que han comenzado ya a levantarse en algunos países mientras en otros se están organizando a través de Internet.
Hay que constatar que en esta reacción ante los conflictos ocultos ha influido mucho la revolución tecnológica con la extensión de las redes sociales pero también hay que señalar que determinados medios tradicionales, quizás los menos contaminados por ser minoritarios, han dado y dan testimonio de todo lo que está ocurriendo. Me refiero al cine y en concreto a la apuesta de determinados productores, actores, actrices, guionistas y directores por temas realistas y comprometidos que más allá del género documental apuestan y arriesgan por llevar el cine comercial asuntos de tanta trascendencia como la destrucción del trabajo y de la economía real a manos de la llamada económica especulativa y financiera.
La proyección estos días en Madrid del documental “Inside Job” o de la película “The company men” ilustran las causas de lo que se ha dado en llamar crisis mundial; el escaso poder del poder político en manos de estos grandes saqueadores internacionales; como todos ellos siguen dominando las finanzas mundiales y los puestos clave de Wall Street de la mano de demócratas y republicanos y también de las heridas producidas en la economía real con sus consecuentes daños personales.
Los socialistas franceses y alemanes cambian de piel
Al fin descubiertos, ya solo queda dar un golpe de timón para variar el rumbo de la economía. Y, aunque de momento no sea un fenómeno muy visible, el giro ya se está produciendo.
Por eso no es de extrañar que en países como Alemania o Francia los partidos socialistas procedan a enterrar lo que se ha venido en llamar el social-liberalismo pidiendo la regulación de la banca privada; la creación de una banca pública; una reforma fiscal que grave más a las grandes fortunas para que no recaiga todo el peso de la crisis en las clases trabajadoras y otra forma de gobernar que les aleje de la desastrosa imagen que han dejado en estos últimos años.
“La crisis del capitalismo global”
Si, algo se comienza a moverse en todo el mundo. Y hay noticias alentadoras en este sentido. Como explica Ramón Fernández Durán, en su último libro, “La crisis del capitalismo global”, la historia se ha puesto de nuevo en marcha. Es cierto que en España se nota una aparente apatía, sobre todo en los jóvenes, pero tan solo aparente, puesto que sus iniciativas están siendo silenciadas por los grandes medios de comunicación y solo tienen cabida en los medios alternativos que cuentan con gran difusión en la red o en publicaciones como “Diagonal”, “Global” o “Le Monde Diplomatique”. Quienes lean estas publicaciones en papel o a través de la red saben desde hace tiempo de la existencia de organizaciones como Democraciarealya, Malestar.org, Juventud Sin Futuro, Oiga.me, Estado del Malestar o de iniciativas como las de las Rumba Raves que han asaltado algunas oficinas bancarias a ritmo de flamenco.
El enjambre
Acciones, “haberlas, hailas”. De hecho el pasado día 7 de abril han salido a manifestarse a las calles de Madrid los jóvenes sin futuro y el próximo día 15 de mayo habrá nuevas movilizaciones en toda España. Es lo que se conoce como “la constitución del enjambre”. Primero, un grupo poco significativo de jóvenes se organizan a través de la red, después de manifiestan, vuelcan las imágenes de sus protestas de nuevo en la red, se activan las redes sociales, se producen nuevas manifestaciones y así, poco a poco, se va realimentando y creciendo la contestación social. Y, ¡ay del político que no sepa ver el “movimiento del enjambre”!
Los presidentes de Túnez, Egipto, Libia, Yemen y Siria son un buen ejemplo de esta ceguera. A unos les ha costado el tener que dejar el poder y otros han desencadenado matanzas y guerras civiles que tienen muy pocas posibilidades de ganar.
Es la “acción del enjambre”. Hasta tal punto que el bloguero egipcio de las revueltas, Wael Ghonim, encabeza la lista de las personas más influyentes del mundo, según la revista “Times”. Y el libro más vendido a través de la red ha sido “Indignaos”, del francés Hessel.
Un conjunto de influencias que están teniendo sus repercusiones. El periódico “Diagonal” publica en portada, en su último número, como distintos movimientos europeos y de los EE.UU, se han querellado contra las agencias de calificación de riesgos que están provocando el desplome de naciones como Grecia, Irlanda o Portugal. Empresas privadas con intereses económicos encargadas de dinamitar las políticas económicas de países enteros.
En España se han adherido a esta iniciativa numerosas organizaciones sociales y ciudadanas como ATTAC y partidos políticos como Izquierda Unida o Esquerra Republicana de Cataluña.
Como dice el ensayista Fernández Durán, un referente de los movimientos sociales en España, en este siglo que comienza “lo invisible se hará claramente visible” y habrá que estar preparados para afrontar las inevitables transformaciones que se van a producir. Aunque él no pueda verlas ya que le queda muy poco de vida. Afronta la muerte digna y se está muriendo rodeado de su gente.
"La tercera Ola" se ha generado, quizas en poco tiempo tenga la fuerza del tsunami.
ResponderEliminarSalud. Estamos a 30 años de "La Tercera Ola" de A.Toffler, ¡y estamos aún así!. Permanecemos en la bisagra del cambio hacia no sabemos que... ¡y sin prácticamente otra oposición que movilizaciones populares sin Norte. Necesitamos reformular un socialismo para todos, democratico, libertario y confederal... para intentar resolver al mismo tiempo los problemas de un desarrollo solidario, global y sostenible que nos traiga libertad y dignidad fraternal a los seres humanos y nos permita organizar nuestras comunidades humanas sobre la base mas o menos 'natural' deseada (segun todas las muestras de por el planeta y los conflictos nacionalitarios), y estrictamente respetuosa y solidari centre comunidades y entre los individuos.
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