jueves, 16 de junio de 2011

“SI NO NOS DEJAIS SOÑAR, NO OS DEJAREMOS DORMIR”


La democracia es el gobierno del pueblo. No el gobierno de unos pocos elegidos que lo ejercen en contra del pueblo. A eso es a lo que le llaman democracia y no lo es. Y cuando esto ocurre cientos de miles de personas comienzan a no sentirse representadas. ¿Qué hacer? Lo primero es manifestar su disconformidad, salir a las calles y decir: no, ustedes no nos representan. Y eso es lo que están haciendo una legión de indignados de todas las edades y clases sociales. Es la expresión más visible del hartazgo de un sistema más preocupado por entenderse bien con sus banqueros o con los jefes de gobierno más poderosos que en buscar la solución de los problemas de una buena parte de la gente de su país que sufren el paro, los efectos de la corrupción económica y política y a los que se ha condenado a no tener futuro.   

¿Es de extrañar que miles de personas se manifiesten ante las Cortes de Valencia el día de la toma de posesión de un nuevo gobierno manchado por la sospecha de corrupción y con una docena de imputados entre sus filas? ¿Es tan difícil de entender que miles de personas se manifiesten antes las Cortes de Cataluña el día que van a proceder a importantes recortes en materia de sanidad y otras medidas antisociales tan solo por proteger a los verdaderos causantes de la crisis económica? ¿Son estos realmente nuestros representantes? ¿A  esto es a lo que llaman democracia? 

Contra la corrupción y la perversión del sistema democrático gritan e insultan a los políticos de todo signo los indignados. Alguno ha llegado más allá, incluso a pintar con spray la gabardina de una diputada o el pelo de otro. No han llegado todavía al extremo de estampar una tarta en pleno rostro de sus representantes políticos o tirarles tomates y huevos podridos como hemos podido ver en otros países europeos con mayor tradición democrática que la nuestra. A todo esto lo llaman violencia, y a quienes realizan estos actos les acusan de ser “antisistema”. 

No, no son “antisistema”, son antivosotros. No os quieren, no les representáis, les estáis impidiendo vivir dignamente, unos por acción y otros por conformismo y omisión. 

Vosotros que habéis taponado todos los órganos de control del sistema democrático, que pervertís con vuestros actos a diario el sistema acusáis ahora a los ciudadanos que protestan por vuestros actos de ser “antisistema”. Vosotros que utilizáis a diario las acusaciones más viles unos contra otros, que sois capaces de anteponer vuestros intereses particulares y partidistas ante los intereses de la nación; vosotros que apostáis por cuanto peor mejor, que habéis comprado gran parte de los medios de comunicación , que habéis contaminado la justicia impidiendo su libre y buen funcionamiento; vosotros que utilizáis la fuerza bruta para machacar a porrazos a jóvenes, mujeres y niños tranquilamente sentados en una plaza en actitud de protestas pacífica sois quienes hoy vituperáis a quienes no están conformes con vuestros métodos antidemocráticos. 

¿Acaso preguntáis al pueblo lo que el pueblo quiere? ¿Desde cuándo no se convoca un referéndum en España? Incluso el denostado Berlusconi en Italia ha preguntado en consulta popular si los ciudadanos italianos estaban de acuerdo o no con la privatización del agua o con la política de energía nuclear. Y resultó que no.  Los políticos españoles no están para negativas, prefieren un pueblo ciego, sordo y mudo con unos medios de comunicación domesticados como la mejor garantica de mantener la ficción de una democracia que no lo es. 

Y mientras tanto unos y otros prosiguen recortando derechos laborales, creando empleo precario, expulsando de las empresas a millones de trabajadores, llevando a miles de familias a la precariedad más absoluta, desahuciando de sus hogares a quienes afectados por estas medidas antisociales ya ni siquiera pueden pagar sus hipotecas. Esto no es violencia. Es su democracia. Pues, no, no lo es. Y el grito resuena así de fuerte en las calles y plazas de toda España mientras crece la indignación y el descontento. 

Y no va a parar si vosotros no paráis, si vosotros continuáis saqueando las arcas públicas, pagando sueldos millonarios a vuestros periodistas de cámara, dilapidando el dinero público en obras faraónicas haciéndonos ver que la crisis es tan solo una cosa que afecta a los trabajadores, por cierto, cada día con menos trabajo.
Ni tan siquiera llegaremos a un sueldo mínimo la mitad del de los países europeos más poderosos, los de aquellos que nos acusan de derrochar el dinero y nos imponen severas medidas de ajuste.  No, las protestan van a seguir pero no podéis pedir que todos sean pacíficos cuando les aporrea la policía, cuando ven entrar con la sonrisa en los labios a los diputados corruptos a ocupar sus escaños, cuando el gobierno firma una reforma laboral que les arrincona más y más, cuando nuestros políticos dan el peor ejemplo siendo incapaces de llegar a ningún acuerdo. Hace unos días tres magistrados del Tribunal Constitucional han tenido que presentar su dimisión ante la inoperancia de los partidos políticos mayoritarios. Y hasta el presidente del Congreso ha tenido que reconocer que en este caso los diputados no se estaban ganando el sueldo. 

Un trabajo digno, una justicia libre de las presiones de los partidos políticos, un mejor nivel de educación, unos medios de comunicación libres, unos mecanismos democráticos que funcionen , un no muy fuerte a la corrupción. Eso es lo que pide a gritos una parte del pueblo español. ¿Por qué no les escucháis? ¿Es acaso eso violencia? O lo es más el sufrimiento al que estáis sometiendo a gran parte de la sociedad. Miles de personas sueñan con un país mejor y en sus pancartas llevan este lema: “Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir”

lunes, 13 de junio de 2011

“Y CUANDO DESPERTÓ EL DINOSAURIO TODAVÍA SEGUÍA ALLÍ”´

(Este es el texto del cuento más corto del mundo, escrito por Augusto Monterroso. El escritor, en unas pocas palabras, sintetiza la impotencia y la frustración de miles de personas. He creído apropiado recordarlo para intentar explicar lo que se nos viene encima a todos aquellos a los que no nos gustan los dinosaurios).


 La política económica del gobierno, convertida en ariete de la derecha europea más intransigente contra la economía del bienestar y los derechos sociales de los trabajadores, ha provocado dos actitudes bien diferentes en los ciudadanos españoles. De una parte, los más desfavorecidos, cientos de miles de trabajadores sin futuro, unos por no tener trabajo, otros por tenerlo y no poder llegar a fin de mes debido a los exiguos salarios que perciben- lo que ya se conoce como el “trabajador pobre”- han ocupado las calles y plazas de las ciudades españolas pidiendo un saneamiento de la vida ciudadana: menos corrupción y más trabajo.

Al otro lado se sitúan los millones de ciudadanos que han inundado las urnas de papeletas apoyando precisamente al partido que cuenta con más denuncias por corrupción, con escándalos como el  caso Gurtel, el caso Brugal o el caso Fabra. Es decir, que unos miles de ciudadanos salen a las calles para pedir la regeneración democrática mientras varios millones ratifican los comportamientos más deshonestos en las urnas. Y todo ello en medio de la mala gestión de la crisis económica hecha por el presidente Zapatero bajo los pésimos consejos de su ministro, amigo y consejero, Miguel Sebastián.

El mapa político, autonómico y municipal, ha quedado configurado de la siguiente manera: un gran partido hegemónico, el Partido Popular, con mayorías absolutas en muchas ciudades y autonomías de España, y dos partidos nacionalistas, los dos partidarios de la independencia, en Euskadi y Cataluña. Creo que a ninguno de ellos (el PP, BILDU, el PNV, o CIU) les va a preocupar ni mucho ni poco las peticiones de los jóvenes sin futuro sino que van a estar muy cerca de sus intereses empresariales y financieros, es decir con el capital especulativo y las grandes empresas.

Si este panorama les parece preocupante todavía lo es más el desarrollo que está teniendo dentro del Partido Popular su ala más radical, el llamado Tea Party español, con un liderazgo claro del ex presidente José María Aznar; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre; el nuevo presidente de Asturias, Álvarez Cascos; la futura alcaldesa de Madrid, Ana Botella, y una larga lista que va desde Federico Trillo, hasta Mayor Oreja, y diputados y senadores que desde dentro del Partido Popular inclinan la balanza hacia la derecha más extrema, partidaria de la expulsión de los inmigrantes, de la derogación de la ley del aborto, de la enseñanza religiosa, y de la utilización de las armas para erradicar cualquier actitud soberanista o para implantar en el mundo los valores de la economía occidental, llámese guerras de la energía, guerras preventivas o guerras contra el terrorismo internacional.

El fortalecimiento de esta derecha extrema que crece dentro del PP junto a la cantada desaparición de las opciones socialdemócratas que todavía albergaba una pequeña parte del gobierno del PSOE, con una Izquierda Desunida a punto de una nueva escisión si se confirma la salida de Llamazares con cientos de militantes descontentos por como el núcleo duro del PCE ha gestionado sus apoyos postelectorales propiciando el gobierno municipal del PP en numerosas ciudades, y el descontento cada día mayor de los ciudadanos, dibuja un panorama al menos preocupante para unas próximas elecciones, se adelanten o no, con una precampaña  dura y crispada al tiempo que los trabajadores son de nuevo castigados y las clases medias empobrecidas con la excusa de una crisis económica que como todos saben ya a estas alturas no ha sido creada por los trabajadores ni por los empresarios sino por esa gran ruleta en la que la económica especulativa se juega a diario el futuro de todos los españoles, los griegos, los irlandeses, los portugueses, o lo que es lo mismo, de aquellos que muestran más debilidad ante los dictados de los grandes organismos internacionales, los mismos que llevaron la gran crisis económica al sur de Asia, de Argentina, Ecuador , etc. Lo que en boca de miembros del FMI y del BM se conoce ya como el “gansterismo financiero”.

No, lo que ahora se avecina en España no es la alternancia en el poder. Lo que avanza a grandes pasos es un cambio importante en la forma de practicar y concebir la democracia. Y todo esto se va a realizar sin gran esfuerzo puesto que el terreno para que ello sea posible ya ha sido abonado por el gobierno de un partido al que claramente le sobran un par de letras.

Ahora habrá un cambio de batuta. La música que sonará será la misma. Quizás más estruendosa. La cuerda será sustituida por el metal. Sin duda, por el vil metal.