Por si no le conocen todavía, Iván
Redondo es un joven analista vasco, curtido en los Estados Unidos, al que le
encantan las series de televisión como The
WarRoom, House of Cards, El ala Oeste de
la Casa Blanca o Juegos de Tronos, que ve la política a través del prisma de la
imagen de los medios de comunicación y
que asesora a políticos de uno u otro signo que intentan llegar al poder. Este
consultor y analista político se distancia de las ideologías para conseguir sus
objetivos. Lo que más preocupa a este analista y experto electoral en como conectar
con el votante, con ese a veces escaso porcentaje de votos capaz de determinar
que unos u otros lleguen a ocupar la Moncloa.
Confiesa Iván Redondo que le hubiera gustado ayudar a Felipe
González en 1982 pero entonces él tenía tan solo un año de edad y por aquel
entonces Felipe ya contaba con su propio
asesor de imagen que no era otro que Julio Feo, el hombre que creaba frases, o
daba titulares en cada uno de los mítines o reuniones en las que Felipe González
se presentaba como el adalid de la modernidad frente a candidatos que representaban
el pasado como Landelino Lavilla, Santiago Carrillo o Manuel Fraga.
Decía entonces su alter ego, Alfonso
Guerra, refiriéndose a los oponentes de Felipe, que “el tiempo les había
alcanzado”, y ya se sabe, cuando el tiempo te alcanza ya puedes recoger los
bártulos e ir a predicar a otro lado. Felipe González ganó aquellas elecciones porque
era su momento y el tiempo en política lo es todo. Un político de hecho es un producto con caducidad, todos
ellos están condenados, aunque muchos parecen ignorarlo, a un final casi
siempre triste y lamentable.
Para auparles, para ayudarles en
la escalada al poder, están siempre hombres como Julio Feo, José Luís Sanchís,
Pedro Arriola o Iván Redondo. Cuando sus productos políticos se hacen
invendibles, los analistas que han
cobrado muchos miles de euros por acompañar y asesorar al candidato, o bien
desaparecen o se cambian de bando para ayudar al contrario, que es el que en
ese momento está en ascenso.
A pesar de su juventud, Iván
Redondo, ya ha realizado el viaje de vuelta. De asesor del PP en Extremadura o
en Cataluña, o del PNV en el País Vasco, a valedor de la moción de censura de
Pedro Sánchez o de la formación de su nuevo Gobierno. Es el triunfo de la nuevo
sobre lo viejo, piensa Iván sonriendo mientras el viejo Arriola repliega velas.
Iván gusta de repetir que lo importante es la transversalidad. De ahí que
Grande Marlasca ocupe la cartera de Interior o que un astronauta como Pedro
Duque se encargue de la Ciencia y Tecnología. Cosas de Iván y de la
mercadotecnia. Pero lo mismo que ha hecho esto no ha dudado en contar con sus
compañeros de tertulia televisiva para incorporarlos a importantes puestos de
la política como al joven Máxim Huerta, como ministro de Cultura o a Pedro
Baños como Director de la Seguridad Nacional.
Se trata de un gobierno mediático
que ha conseguido arrancar del poder al Partido Popular y dejar perplejos a
Ciudadanos y a Podemos. Y es que como dice Iván Redondo, una cosa es construir
un relato político y otra bien diferente ejercer el poder.
A partir de ahora prometo no
perderme ninguna tertulia de Ana Rosa Quintana o de Susana Griso para poder
saber por dónde soplan los vientos.