viernes, 20 de febrero de 2015

MÁS ALLÁ DE LA NEGOCIACIÓN



La Unión Europea, es decir Alemania, ha conseguido lo que pretendía: demostrar al mundo que eso de la soberanía nacional es una solemne estupidez que tan solo se creen quienes no la tienen, es decir, los griegos, los portugueses, los españoles y los países del Este que están en la órbita Merkel.

Una vez que han hecho que el nuevo gobierno griego renuncie a lo que prometió en su programa electoral de renegociar la deuda, una vez que los griegos se han sometido al dictador de la banca alemana, ahora se trata de infringirles la mayor humillación posible y de llevar a los millones de griegos, que apenas tienen para comer, de la pobreza a la miseria impidiendo que el nuevo gobierno les pueda echar una mano como pretendía. Y no solamente eso, sino que como castigo hay que volverles a bajar la pensión a los pensionistas que ya cobran un 40% menos que antes de los recortes, impedir a que los trabajadores más perjudicados se les pueda subir el salario mínimo profesional y propiciar las privatizaciones de los puertos griegos que los grandes armadores, aquellos que han sacado la fortuna de su país, puedan comprar a precio de saldo. Todo esto no tiene nada que ver con que los griegos deban de pagar la deuda en su totalidad y cumplir sus obligaciones con la Unión Europea. Esto más bien suena a otra cosa bien distinta, ni más ni menos que impedir que ni Grecia ni ningún otro país europeo se salga de las recetas de austericidio que tan malos resultados ha dado y que han llevado a millones de europeos al sufrimiento y la desesperación. O lo que es lo mismo, que nadie tenga derecho a probar otro camino para salir de la crisis.

Sabido es que los más de 220.000 millones de euros del rescate de Grecia se emplean en su totalidad para devolver a la banca alemana las deudas más unos elevados intereses que crecen cada día. Nada de esto se queda para el pueblo griego. Y a cambio de esos créditos-rescate Alemania y Francia obligaron a una Grecia arruinada a firmar un contrato de compra de armas de 45.000 millones de euros.

Grecia es un país estratégico para la seguridad de Europa, y caer en manos de Rusia o de China supondría un mal de consecuencias imprevisibles. Merkel juega con fuego y se puede quemar.   

martes, 10 de febrero de 2015

"CHARLAS CON EL PRESIDENTE"



Ahora que sé que me lees, amigo anónimo, ya estoy en disposición de contarte algo nuevo. Si quieres hablamos de Venezuela, del “régimen bolivariano”, como así le llaman los dirigentes del PP y del PSOE al legítimo gobierno de Venezuela. Yo estuve allí cuando Hugo Chávez había recobrado la presidencia del Gobierno tras un golpe de estado, poco después de que los Estados Unidos hubieran propiciado sus sustitución "forzosa" por el candidato de facto, Pedro Carmona Estanga, representante de la gran patronal venezolana, mientras el legítimo presidente era retenido por un grupo de militares golpistas en Fuerte Tiuna, momento que aprovechó  el presidente del Gobierno español, José María Aznar, para reconocer apresuradamente a Carmona, lo mismo que hizo el periódico El País a través del grupo Cisneros, que formaba parte del grupo de comunicación que dio la bienvenida al usurpador en Venezuela. Los que hoy hablan de “régimen bolivariano”, el PP, el PSOE o el periódico El País, entre otros, deberían recordar su vergonzosa actuación en aquel abril del 2002, como recuerdan todavía hoy con desagrado gran parte de los venezolanos. 


Quienes hicieron esto acosan y acusan a Monedero, a Pablo Iglesias o a Iñigo Errejón, de haber mantenido relaciones con el gobierno de Venezuela, pero parecen olvidar que el gobierno de Rodríguez Zapatero propició, en beneficio de unos pocos, labores de asesoría en materia de comunicación y en formación audiovisual en el canal Tele Sur así como cursos de imagen política a través de productoras amigas con intereses ligados al entorno de Zapatero y a altos cargos de comunicación de su gobierno. Ni entonces ni ahora el Ministerio de Hacienda se ocupó de esclarecer si las sumas de dinero cobradas entonces por medio de sociedades limitadas correspondían a un trabajo personal que hacía impropio el uso de sociedades. No es que me parezca bien ni disculpe el caso Monedero, sencillamente me parece una desvergüenza que quienes se rasgan las vestiduras hoy hayan hecho lo mismo ayer.
    

A lo que iba, la segunda vez que visité Venezuela, en enero del 2005, con motivo del Foro Social Mundial, pude observar con cierto asombro como los empresarios de las televisiones privadas que habían apoyado en sus informativos el golpe contra Chávez no solamente seguían emitiendo sino que abrían sus telediarios con insultos graves, injurias y calumnias contra la persona de su presidente del Gobierno, hecho este que si hubiera ocurrido en España hubiera tenido sus consecuencias. El gobierno del “régimen bolivariano” permitía la libertad de expresión en los medios privados, aún cuando la televisión pública fuera claramente pro-gubernamental pero menos que lo que hoy es RTVE para vergüenza de gran parte de los españoles. Y cuando el presidente Hugo Chávez participaba en algún acto público sus enfervorizados seguidores no dejaban de gritarle una y otra vez: “Cadena, Cadena, Cadena”. A lo que él les pedía calma. “Cadena” quería decir que el gobierno nacionalizara los medios de comunicación y los convirtiera en hijos menores de la emisora pública chavista. Chávez, aguantó el tipo. Y si bien es cierto que retransmitía en directo sus reuniones de gobierno en donde ponía al descubierto ante todo el pueblo los chanchullos de los más poderosos, también lo es que se complacía con un programa matutino en la televisión pública gubernamental, llamado “Aló , presidente”, en donde respondía  a preguntas de los ciudadanos. Algo parecido a lo que unos años antes puso de moda en España, el presidente Felipe González, con aquel inolvidable programa llamado “Charlas con el Presidente”, emitido desde la Moncloa para Antena 3 Televisión, en el que FG en solitario, sentado en un sillón y junto a una chimenea, nos ofrecía sus largos monólogos sobre tal o cual tema sin que nadie pudiera responderle. Y como el formato no era ni atractivo ni interesante, se programaba junto a la serie de ficción de mayor audiencia de entonces, “Farmacia de Guardia”, pero ni así consiguió el seguimiento que pretendía la Moncloa y tras cinco o seis emisiones tuvo que ser retirado de la parrilla.  Estamos hablando de los años 1994 y 1995. Un año más tarde FG perdería las elecciones y dejaría la presidencia de Gobierno.


Comprendo que nadie quiera recordar que los socialistas también tuvieron sus tentaciones populistas en la televisión; o que se oculten los intereses del Grupo Prisa en Venezuela y sus alianzas con el grupo Cisneros; o que se borre de nuestra memoria la felicitación del presidente Aznar al gobierno golpista que duró unos días en Venezuela, estando el legitimo presidente secuestrado en una prisión militar; o los negocios mediáticos de los amigos de Rodríguez Zapatero; o como tuvo que abandonar el país Carlos Andrés Pérez en su segunda presidencia acusado de corrupción y de desfalco. Nada de todo esto aparece en los medios de comunicación tradicionales. ¿Será desmemoria u olvido?

miércoles, 4 de febrero de 2015

COSAS DE VAMPIROS



El 18 de diciembre de 1995, en un programa de investigación que analizaba los años de gobierno, titulado “Las seis caras de Felipe González”, se daba un retrato del giro copernicano del entonces presidente que arrancaba como un convencido marxista, hasta su renuncia en el 28 Congreso, pasando por la socialdemocracia y llegando al liberalismo más en boga, sobre todo en política económica, asumiendo los postulados neoliberalistas de Milton Friedman de que hay que dejar al mercado que se autoregule sin que el Estado intervenga para nada. Atrás quedaban los años de la intervención de Rumasa o la reconversión industrial de la línea blanca en Sagunto siendo sustituidos por lo que entonces se conoció como la “beautifull people”, es decir , la gente guapa que veranea en la milla de oro de Marbella y que bajo la batuta de Miguel Boyer, Ministro de Economía, o de Carlos Solchaga , Ministro de Industria, se abandera la economía de mercado más dura, con declaraciones como que España era un buen país para enriquecerse rápidamente. 

Solchaga fue un liberalizador compulsivo, Felipe González un hooligan de la economía social de mercado, Miguel Boyer y sus chicos de la Escuela de Chicago a los que pone al frente de los grandes organismos estatales- algo así como meter a la zorra en el gallinero- completan la plantilla de lo que ellos llamaron "la modernización de España" y que fue, ni más ni menos, que poner los cimientos de cientos de privatizaciones - la venta en parcelas de todo lo público- que más tarde completó el Gobierno de José María Aznar y prosiguió con José Luís Rodriguez Zapatero bajo los auspicios de su consejero aúlico, Pepiño Blanco, encargado de minusvalorar todo el capital de los aeropuertos españoles y ponerlos a precio de saldo. Unos y otros, PP y PSOE, seguían los dictados de los grandes organismos internacionales alejándose cada día más de sus ideas, de su electorado y atendiendo a veces, incluso, a intereses personales.


Véase en donde se encuentra hoy cada uno de estos actores y  las banderas que defienden. Felipe González, el hombre de las seis caras, sentado en consejos de administración de las grandes multinacionales, lo mismo que José María Aznar, y convertido en lobista de la energía nuclear, en el amigo invisible del multimillonario mexicano, Carlos Slim, y en el propagandista más acérrimo de la necesidad de llegar a acuerdos de Estado entre el PP y el PSOE. Hoy mismo, el maniquí, Pedro Sánchez, un líder cosido con alfileres, que lo mismo trepa a una montaña mientras una cámara le está grabando que asiste al programa basura Salvame, afirmaba ante los periodistas de que lo realmente revolucionario era precisamente eso: llegar a pactos con el PP. Estupefacción. Y ya ha comenzado a transitar por ese camino, apostando por una reforma del Código Penal durísima o afirmando que el fin del túnel de la crisis ya ha comenzado y que las políticas económicas de Rajoy están comenzando a dar resultados. Hace menos de una semana decía lo contrario.


La socialdemocracia entendida al modo de Felipe González o de sus principales aliados  en los inicios de la transición democrática- Bettino Craxi en Italia o Carlos Andrés Pérez en Venezuela, acusados de saqueo y corrupción, no se parece en nada a lo que el vulgar de los ciudadanos entiende por ese concepto. Es como cuando se le pone el espejo a un vampiro que nunca podemos ver su imagen reflejada.


Felipe González, el de las seis caras, que pasó de ser presidente del Gobierno, a formar parte de la cuadra del  grupo Prisa bajo la batura de Polanco y de Juan Luís Cebrían, o a sentarse en el Consejo de Administración de Gas Natural, o a lobista pro-nuclear, hoy se postula como hombre puente entre el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español, para intentar un pacto de legislatura o un Gobierno de coalición en las futuras elecciones generales que se han de celebrar dentro de unos meses en nuestro país. 

Lo dicho, cosas de vampiros.

martes, 3 de febrero de 2015

MENSAJE EN UNA BOTELLA



¿No habíamos quedado en que los ciudadanos iban a recibir información veraz a través de los medios de comunicación y que estos actuarían como servicio público? ¿No es eso al menos lo que refleja la Constitución española, esa que nadie quiere cambiar pero que muchos se pasan por el forro ante la face de todos los españoles?  

Si hablamos de radios o televisiones públicas éstas han sido secuestradas por el poder dominante, tanto a nivel nacional como autonómico. Si hablamos de medios de comunicación privados solo hay que fijarse en el accionariado, en los que pagan las nóminas de los trabajadores. O en los bancos que han comprado la enorme deuda en que han incurrido estos medios.

¿Qué información veraz podemos esperar de un gobierno que no deja de mentir o de una oposición que nunca dice la verdad? O de los grandes bancos que son los que tienen la deuda de las grandes cabeceras de prensa. O de las ayudas en publicidad institucional o derivadas que financian cada año los gobiernos. La única libertad posible es la que tiene cada ciudadano de escribir y a esa capacidad individual de publicar el corresponde la de no ser leído. Por lo tanto la libertad real parece sostenerse en el viento. 

Estos días podemos ver y escuchar como desde el PP nos dicen que si gana las elecciones PODEMOS no volverá a existir la democracia en España o visualizar la foto del secretario general del PSOE firmando junto a Mariano Rajoy severas medidas antiterroristas que llegan hasta la cadena perpetua, pudiendo considerarse terrorista aquel que se asoma a una página de internet sin más que la mera curiosidad. Eso sí, tras la firma, el portavoz del PSOE aclara que en cuanto se publique la ley en el BOE su partido pedirá la inconstitucionalidad de eso que han firmado. Si hay alguien que lo entienda que lo explique.

El ruido y la confusión es tal que es como si un sabio intentara disertar ante un público entregado en pleno desfile de los Carnavales de Rio. Imposible enterarse. De eso se trata, de aislar a aquellos que tienen algo que decir y que no dejen de hablar aquellos que siempre dicen lo mismo. 

Frente a éstos nos encontramos unos cuantos miles o quizás millones de blogs que aspiramos a que alguien te lea. A que tus textos, perdidos en la jungla infinita de internet, puedan llegar a alguien. Participamos de la esperanza y la desesperanza del náufrago. Escribimos nuestro mensaje, lo introducimos en una botella y desde la isla desierta en la que nos encontramos, la lanzamos al mar con la esperanza de que algún día alguien la recoja y la lea. 

No somos tan exigentes como para pensar que nuestros mensajes puedan ser leidos hoy, mañana o dentro de diez años, tan solo pedimos que alguien los lea alguna vez, aunque entonces nosotros ya no existamos. Hace poco, un compañero del universo blogero, me comentaba que llevaba cinco años escribiendo diariamente sobre temas culturales y que nunca había tenido constancia de que nadie le hubiera leído nunca. Ni siquiera su mujer o su hija manifestaban el menor interés en saber que había en la cabeza de aquél hombre o que hacía en sus horas libres encerrado en su habitación tecleando palabra tras palabra. Y me decía: “pero hombre, ¿si no te leen ni tu mujer ni tu hija, que se puede esperar ya?
    
Ante tal grado de anonimato el universo bloguero lanza millones de botellas al agua con otros tantos mensajes, no para que lo rescaten a uno de su isla , sino para evitar que otros se ahoguen.