martes, 27 de enero de 2015

LA TROIKA AMENAZA A GRECIA



De lo que se trata ahora para los superpoderes económicos europeos, encabezados por el Bundesbank, es de dejar bien claro ante todos los ciudadanos europeos que por encima de ellos y de sus gobiernos están los organismos supranacionales, es decir, la llamada Troika (la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo).


Los griegos, los españoles, los italianos, los portugueses, los irlandeses y otros ciudadanos de países con pérdida de soberanía - no así los británicos ni los alemanes- pueden elegir libremente a sus representantes pero estos una vez elegidos han de tener muy claro que no han de obedecer los deseos del pueblo que les ha votado sino los mandatos de la Comisión Europea que es en definitiva quien les gobierna en lo económico. Y como ya es sabido sin autonomía monetaria y financiera todas las libertades políticas no sirven para nada. 


La decisión del pueblo griego en las urnas ha sido como arrojarle un guante a la cara a la Troika que ya les ha amenazado con los infiernos que los funcionarios o los pensionistas dejen de cobrar sus sueldos, que las empresas tengan que cerrar al cortarle los créditos la Banca, llevando al país a la bancarrota total. Ese es el precio de la soberanía. Si lo quieren así los griegos, serán expulsados del euro. En caso contrario será igual al partido o al líder que hayan elegido en las urnas. Es decir, la democracia, entendida como soberanía de los pueblos, desaparece. Pero no seamos ingenuos, eso ya está ocurriendo en determinados países de Europa, entre ellos el nuestro, desde hace años. Ahora de lo que se trata es de negociar dentro del estrecho margen de maniobra de que disponen los políticos: renegociando la deuda para escalonar los pagos, estableciendo una quita , pero eso sí , en secreto para que no se produzca un efecto dominó en el resto de los países deudores, y realizando un mejor reparto de la riqueza . 


Ese es el reto real al que se enfrenta ahora Syriza en Grecia y que tendrá que afrontar Podemos o la izquierda española, si ganan las elecciones. El margen de maniobra todavía existe. Consiste en cambiar las reglas del juego a nivel interno, a nivel nacional, en lo social, en nuestra economía real. Será esta una estupenda posibilidad para que resurjan temas como los de la justicia distributiva, la solidaridad regional o la política honesta pensando en el pueblo, con el pueblo y para el pueblo. Se trataría, en definitiva, de cambiar lo más cercano mientras nos ganamos nuestra perdida soberanía económica.        

lunes, 26 de enero de 2015

NO SOMOS GRECIA



PIGS son las siglas de los siguientes países: Portugal, Italia, Grecia y España. Y también una palabra inglesa de extendido significado en el mundo. Cerdos. Primero nos llamaron PIGS, es decir nos señalaron y nos pusieron en la diana de los mercados financieros. Y más tarde vinieron a por nosotros. Primero cayó Grecia y todos la negaron. "Nosotros no somos Grecia", decía el entonces presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero. "Nosotros no somos Grecia", repetía su ministra de Economía, Elena Salgado. 

 Nosotros no somos Grecia. No somos Irlanda. No somos Italia. No somos Portugal, repetíamos cada vez que uno de los paises vecinos caía en las garras de los mercados financieros internacionales y de sus voceros los organismos internacionales. Y así, mientras nos separábamos de los países afines que iban cayendo como piezas de dominó esperando salvarnos de la guadaña al final sucumbimos.  Entonces negamos la crisis. Y cuando finalmente el agua nos estaba llegando hasta el cuello, negamos lo uno y lo otro, es decir el agua y el cuello. Y para ello echamos mano de los cientos de eufemismos posibles. Pero todo ello no  impidió rebozarnos en el mismo lodazal que Irlanda, Grecia, Portugal o Italia. Y cuando eso ocurrió muchos nos preguntamos cómo era posible que los PIGS, es decir los cerdos, o lo que es lo mismo, los llamados países deudores, no se hubieran reunido ni una sola vez para establecer una estrategia común, para intentar razonar ante la Unión Europea, el Bundesbank, el Fondo Monetario Internacional o el Banco Central Europeo. Nada de eso. Se optó por el silencio de los corderos que iban a ser degollados. Y eso nos llevó al precipicio. Toda una lección de insolidaridad, de sálvese el más fuerte, del que debiéramos de sentirnos avergonzados. 

Nunca, en el transcurso de esto que algunos llaman crisis, en estos últimos seis años de sufrimiento, ni uno solo de los PIGS (Cerdos) osó rebelarse contra quienes les estaban imponiendo medidas suicidas que iban a provocar tanto dolor en tanta gente. Si la justicia universal existiera, aquellos que llevaron a miles de ciudadanos a la desesperación tendrían hoy que responder ante el Tribunal Penal Internacional por sus acciones, en lugar de disfrutar de coches oficiales, grandes sueldos, guardaespaldas y sillones de cuero en las instituciones más prestigiosas de los respectivos países. Ellos son los mismos que hoy asoman a los medios de comunicación como los grandes gurús pronosticando el apocalipsis para quienes se desmarquen de los dictados de los grandes organismos europeos. 


Si hubieran leído a George Orwell sabrían que incluso entre las especies consideradas inferiores, en el mundo animal, es posible la rebelión. O cuando menos el intercambio de opiniones. En este caso la creación de una Mesa de Deudores para establecer vectores comunes y evitar que los países endeudados sufran los efectos de la devastación económica. 

Las deuda no deja de subir, y cuanto más dóciles son estos países más entrampados resultan. La progresión geométrica de los intereses ahoga las economías. Algo parecido a lo que les pasó a los países latinoamericanos con la llamada deuda externa, que finalmente fue condonada o reducida a sus términos reales para poder permitir el pago a los países deudores. O la lección no aprendida del nacimiento del nazismo por la bancarrota alemana tras la Primera Guerra Mundial con una deuda impagable impuesta por los países vencedores; o el perdón de la deuda alemana por los países acreedores en el año 1953, entre ellos Grecia. 


La reunión de los PIGS  tras seis años de sufrimientos y con medidas impuestas que provocan más y más desolación entre los trabajadores y las clases medias- hasta casi desaparecer en algunos países- es algo que pide Tsipras, el nuevo presidente griego. Sin embargo es muy posible que, haciendo honor a sus siglas PIGS, el resto de los países miren hacia otro lado negando todavía cualquier similitud entre unos y otros y repitiendo una vez más: nosotros no  somos Grecia.   

TIC-TAC



Los socialistas griegos barrieron en las elecciones generales del domingo, confirmando así la predicción hecha por François Mitterrand al llegar a la Presidencia de Francia, el 10 de mayo, de que su triunfo se contagiaría al sur de Europa”.  Y la predicción de Mitterrand no tardó en cumplirse pues al año siguiente, en 1982,  Felipe González,  con su promesa de cambio, contagió a once millones de españoles que le votaron iniciándose  una nueva era política de la mano de la socialdemocracia europea. 


El reloj de la historia vuelve a sonar y de nuevo en Grecia pero esta vez con actores muy diferentes. La victoria electoral de Syriza, ayer en Grecia, viene a confirmar el fin del bipartidismo en aquel país llevando a los socialistas griegos a la práctica desaparición del escenario político. Este ha sido el castigo del pueblo griego a quienes les han gobernado por expreso mandato de la llamada troika- el FMI, la UE, el BCE-  llevando al país a la bancarrota. Aquella socialdemocracia de los años ochenta olvidó sus principios y se lanzó al abismo siendo abrazada por el capitalismo liberal. Hoy su caida por el precipicio de la historia nos parece de lo más natural.
 

“Tic, tac. Tic, tac. La cuenta atrás ha comenzado” anunciaba ayer Pablo Iglesias,  el líder de Podemos, dirigiéndose al presidente actual, Mariano Rajoy.  El próximo día 31 una gran manifestación recorrerá Madrid para pedir el principio del cambio anunciando que entramos en el Siglo de la Gente, aquel en el que los ciudadanos adquieren mayor protagonismo frente a los grandes organismos internacionales y al poder financiero. 


Lo primero que hará el nuevo presidente griego, Alexis  Tsipras, es dar de comer al hambriento, dar cobijo a miles de personas que duermen en las calles, evitar que echen de sus casas a quienes no pueden pagar la hipoteca o la mensualidad, proporcionar sanidad a los enfermos que no la tienen - más de tres millones de personas- en definitiva, acudir en salvación de los más necesitados. Nada más cercano al evangelio cristiano, aunque sean curiosamente los que comulgan a diario con ruedas de molino, los falsos cristianos, quienes más arremeten contra el líder de Syriza llamándole radical  y presentando su política como un peligro público.  A estos fariseos los echaría a latigazos Jesús del Templo y quizás se apuntaría a las filas de Syriza o al  menos le daría un fuerte abrazo a Tsipras. No creo que Jesucrito se fuera de cena o de copas con los dirigentes de la troika o con los hombres de negro. Y es que nunca como hoy las ideas de los nuevos comunistas han estado tan cerca del Evangelio. Si Tsipras, para defender los intereses del pueblo griego, tuviera la capacidad de poder elegir un interlocutor en el mundo estoy convencido de que cambiaría de buena gana a Angela Merkel por el Papa Francisco. Al menos en los temas sociales se entenderían mejor. Esto me recuerda mis viejas lecturas de los tomos de la Historia de las Civilizaciónes, de Henri Pirenne, en los que el historiador belga aproximaba posturas coincidentes entre las ideas comunistas y determinados postulados del cristianismo. Leer esto hace cuarenta años parecía increíble, cuando nos encontrábamos en plena guerra fría, sin embargo hoy no parece que el sabio belga estuviera tan descaminado


Tic,tac. Tic, tac. Comienza la cuenta atrás.       

lunes, 12 de enero de 2015

DESPILFARRO EN MADRID



Si usted vive en Madrid habrá podido observar como en los últimos meses el Ayuntamiento, uno de los más deficitarios de España, sin la menor explicación, ha comenzado de pronto a cambiar todas las paradas de autobús en una fiebre de gasto que provoca el asombro de los madrileños. Y no es para menos si tenemos en cuenta de que el mobiliario urbano que había en cada una de las paradas de autobús, son miles en Madrid, estaban en perfecto estado y había sido renovado en su totalidad hace menos de dos años. En aras de la transparencia he intentado, como ustedes se pueden imaginar con poca fortuna, recabar la información de lo que nos está costando este despilfarro a los madrileños.  Estamos hablando de cientos de millones de euros. Por mucho menos se ha suprimido la atención a los mayores; la metadona a los drogadictos necesitados; se han dejado de limpiar las calles o de regar los árboles, cosa está que ha provocado ya tres muertos y la tala de miles de árboles que se habían secado; se les ha privado a los más pequeños del servicio de comedor en los colegios limitando así sus comidas a dos o una al día y se han llevado al extremo unos recortes que están perjudicando seriamente a los más necesitados. Por esa razón sorprende que en plena austeridad, en lugar de restablecer los servicios sociales a los ciudadanos, el Ayuntamiento haya optado por el despilfarro absurdo que le está llevando a cambiar todo el mobiliario urbano que, repito, estaba en perfecto estado o a inundar Madrid de bicicletas eléctricas, un proyecto más propio de las ciudades europeas ricas . La explicación a todo este desatino está a la vista: el próximo mes de mayo se van a celebrar elecciones municipales y autonómicas y a la alcaldesa no se le ha ocurrido mejor idea que endeudarse todavía más y tirar la casa por la ventana. 


Y digo tirar porque de eso se trata de dilapidar. Ni siquiera en plena euforia económica una inversión tan inútil estaría justificada. 


Si usted visita Madrid en estos días puede pasear por la ciudad en las bicicletas más modernas, o esperar el autobús de pie que no sentado, pues en estas sofisticadas paradas recién instaladas no se ha previsto el asiento para las personas mayores o los niños para impedir que por la noche se puedan acostar allí para pasar la noche los miles de indigentes que pueblan las calles de la capital, la más sucia de España, la más abandonada, con infinidad de mierda canina en sus calles, con las hojas del otoño sin recoger, con mal olor y poca limpieza, con plazas públicas como la de Callao en donde no se puede encontrar ni un solo banco. Y es que Madrid en manos del PP se está convirtiendo en una ciudad abandonada. 

Perdón, es cierto, no toda ella. Existe una zona limpia, en donde toda está en perfecto orden. El barrio de Salamanca. Estas Navidades la ciudad a  oscuras contrastaba con la gran iluminación, preciosa, una atracción para todos, de las calles Velázquez o Serrano. ¿ Quien ha dicho que ciudadanos somos todos?