viernes, 25 de noviembre de 2011

LOS EX

Esta palabra me está dejando sin amigos. Unos, alcanzados de lleno por la crisis, han abandonado España en busca de oportunidades en otras tierras: Argentina y Alemania. A otros he dejado de frecuentarlos por haberse quedado ciegos, por haber perdido la mirada crítica y declararse afectados cuando sus ingresos no bajan de los cuatro mil euros mensuales mientras gran parte de la población subsiste a duras penas. Como os decía, por defecto o por  exceso tiendo a quedarme solo. Y es que la crisis nos está poniendo a todos en nuestro sitio. Ya no sirven las medias tintas, ni las sonrisas inútiles, ni las frases amables.

Estamos en el tiempo de llamar a las cosas por su nombre. De decir que la tragedia de unos tiene mucho que ver con el  egoísmo de los otros. De hablar de falta de valores, de la ausencia de todo tipo de ética, de la desfatachez y hasta del delito. Sí, porque tiene delito que al tiempo que le congelan el sueldo a los pensionistas, se lo rebajan a los funcionarios y se lo arrebatan a gran parte de los trabajadores, un selecto y minúsculo grupo de caras y de voces, líderes de opinión pertenecientes a los medios de comunicación, se embolsen sueldos millonarios mientras hablan con todo desparpajo de la crisis y sus efectos. 

Se trata de periodistas, de presentadores y de presentadoras, de actores, de tertulianos y de tertulianas, todos ellos amparados por el secretismo que rodea a sus enormes salarios mientras ofician de gurús de casi todo: desde la prima de riesgo hasta los eurobonos, desde el cambio de gobierno hasta el rumbo que ha de llevar la economía. Gorjean y gorjean y por cada minuto de su tiempo llueven los euros en sus cuentas corrientes. 

Conocemos los sueldos y el patrimonio de nuestros políticos; el presupuesto de la Casa Real; lo que cobra el Presidente del Gobierno y sus ministros, así como sus gastos de representación; los sueldos y los bonus de los altos ejecutivos de la banca española; lo que cobra este o aquel deportista de élite; también podemos discutir si Urdangarín ha de ser imputado o no por la justicia sin embargo hay algo de lo que nadie habla, un tema tabú que representa un secreto para todos los ciudadanos, que son los altísimos salarios que perciben “las estrellas” y los directivos de los medios de comunicación: sus informaciones interesadas, sus opiniones interesadas y sus pactos encubiertos con los poderes políticos y económicos.  

Pocos conocen el montante al que ascendió la indemnización del periodista Ernesto Saénz de Burugaga durante su etapa al frente de Antena 3 Televisión, quienes le conocen dicen que percibió nada menos que mil millones de las antiguas pesetas y que algo similar era lo que anualmente “ganaban” Luís del Olmo o José María García. Y a la zaga, pero no por mucho, estaban Iñaki Gabilondo, Carlos Herrera o Jiménez Losantos. Sería interesante conocer la verdad y ver hasta que punto las "fuentes bien informadas" están en lo cierto o nó. 

Estamos hablando de cifras de infarto y de escándalo que los ciudadanos y las ciudadanas tienen derecho conocer. 

Cuando usted ve o escucha a un conocido periodista inquirir a un diputado por su sueldo ha de saber que quien hace estas preguntas obtiene por ello remuneraciones astronómicas. Es muy probable que ni Mariano Rajoy ni Pérez Rubalcaba puedan  equiparar sus patrimonios y sus dineros con los del periodista que se les ha puesto enfrente para hacerles todo tipo de preguntas y sin embargo es a los políticos a quienes se les exige una moral recta y unos gramos de sentido democrático mientras “el cuarto poder” se mantiene en la sombra. Ese poder que se cree con la capacidad de tumbar gobiernos o incapacitar a ministros, de sentenciar a unos y a otros. 

¿Cuántas veces le dobla el sueldo al presidente del Gobierno un hombre como Pedro J. Ramírez? ¿Lo sabemos? ¿Lo queremos saber? ¿Lo debemos saber? Y así me extendería a una larga lista en la que figuran otros conocidos periodistas de ambos sexos pues en esto no hay cuotas. 

No son pocas las “estrellas” o las “caras conocidas” en los medios de comunicación que encubren auténticas fortunas bajo nombres de sociedades que les permiten desgravaciones que no están al alcance del vulgar de los ciudadanos así como una menor presión fiscal. 

Cualquier tertuliano asiduo a varias “mesas de opinión” percibe mucho más que el director de un gran hospital o el rector de una Universidad de renombre; que un gran cirujano o un excelente investigador. Y qué decir de los presentadores de los llamados “programas basura”. Ellos y ellas, o los esperpentos que acuden a sus tertulias, llegan a percibir cientos de miles de euros que algunos y algunas se vanaglorian de evadir al fisco sin que este haga nada por investigar la procedencia de esos altos ingresos. Dicen que el caso de Belén Esteban es uno de los más llamativos. 

Los presentadores de programas basura, del corazón, de los Telediarios, o de los más insignificantes magacines matutinos reciben por su trabajo salarios que oscilan entre los 20.000 y 60.000 euros mensuales. La chica o el chico más desconocido- todos ellos intercambiables o sustituibles- caras bonitas que leen los textos en autocue redactados por periodistas que perciben bajos salarios, ganan más que el mismísimo presidente del Gobierno.  

¿Por qué razón los ciudadanos se indignan legítimamente con sus banqueros o con sus políticos  y sin embargo disculpan a sus futbolistas y a las “estrellas” que año tras año ingresan millones de euros a través de sociedades o los evaden a paraísos fiscales? 

¿Sabía usted que un  actor o una actriz de alguna serie de éxito en la televisión puede “ganar” más de treinta mil euros por capitulo, es decir a la semana? Hagan la cuenta, lo que pueden haber “ganado” algunos de sus personajes favoritos en series que llevan en pantalla unos años.
 
Lo mismo que pedimos transparencia a la Casa Real, al Congreso de los Diputados o al Gobierno de la Nación, de la misma forma tendríamos que exigir que se hicieran públicos los sueldos millonarios que se pagan en los medios de comunicación. 

Resulta sorprendente como los sindicatos y los partidos políticos, tanto a la derecha como a la izquierda, guardan un cómplice silencio respecto a esto. ¿Cuando se habla de transparencia, de que se habla? 

Un país en el que prima más una buena voz o una bonita cara que esas manos mágicas que salvan vidas o la transmisión del conocimiento o la investigación sobre el cáncer y tantas otras enfermedades es un país en crisis, en una crisis profunda de valores que generalmente es la que generan esos monstruos con los que nos  hemos acostumbrado a convivir que no son otros que aquellos y aquellas que se creen con todo el derecho de ponerse por encima del derecho y de la moral para por medio de editoriales de prensa, opiniones en la radio o en la televisión , extender la idea de que todos los políticos son igualmente corruptos y mentirosos y que la sociedad en su conjunto está experimentado una enorme pérdida de valores. 

Uno de mis amigos, dice que “España es una mierda” mientras gestiona cuatro cuentas corrientes en varias entidades bancarias y un buen patrimonio que no baja de varios millones de euros. Naturalmente él es un líder de opinión de los medios de comunicación, un lector de este blog y desde hoy otro de mis ex.



sábado, 19 de noviembre de 2011

UN DOCUMENTAL NECESARIO

Documentalistas y periodistas griegos nos ofrecen su visión sobre el origen de la deuda en su país, con elementos comunes a los paises periféricos de Europa, entre ellos el nuestro. Como considero que se trata de un documental de interés os lo recomiendo. Eso si, teneís que disponer de algo más de una hora y verlo de forma tranquila y reposada. Este es el enlace:  http://www.youtube.com/watch?v=KX82sXKwaMg

jueves, 17 de noviembre de 2011

LA DEMOCRACIA SECUESTRADA


Aquellos que fueron capaces de predecir el derrotero que estaba tomando el mundo: premios Nobel, analistas de gran prestigio, catedráticos e intelectuales preocupados por el sentido de la mal llamada globalización, se han quedado cortos. Fueron tachados de agoreros y de apocalípticos por muchos que hoy ya no dudan en acuñar la palabra “criminal” cuando se refieren a la economía financiera que lleva a la pobreza o al suicidio a los más débiles, a los más desesperados. 

Paul Krugman, profesor de Economía en Princeton y Premio Nobel de Economía de 2008 se refiere a los protagonistas de la gran crisis económica como “saqueadores con mocasines”. Otro premio Nobel, esta vez de Literatura, el escritor José Saramago, antes de morir nos alertaba de lo que se nos venía encima, que no era otra cosa que el secuestro de la democracia. 

Immanuel Wallerstein, académico e investigador de la Universidad de Yale y una de las mentes más lúcidas de nuestro tiempo iba más allá al predecir que cuando la democracia fuera secuestrada y los derechos sociales arrebatados, cuando la clase política pasara a un segundo plano y en su lugar se colocaran los representantes del poder financiero internacional, los ciudadanos ya estarían desarmados y serían muy pocos aquellos capaces de alzar la voz y si lo hacían esa minoría sería estigmatizada y perseguida. Este alarmante relato, más propio de la ciencia ficción, es parte de la realidad que  hoy tenemos ante nosotros.

Krugman, Saramago y Wallerstein no se equivocaban. Ni tampoco otros muchos que opinaban y opinan de forma parecida, voces a menudo silenciadas en los medios de comunicación que trabajan en la formación del miedo y de la angustia de la población y no cumplen su función de alertar contra los peligros que acechan a las sociedades. 

Grecia e Italia son dos buenos ejemplos de lo que está sucediendo aunque soy consciente de que no son multitud los ciudadanos- ya lo advertía Wallerstein- preocupados por el hecho de que sus representantes sean elegidos en las urnas o impuestos por el Fondo Monetario Internacional o la Unión Europea. 

En el gobierno italiano no hay un solo político, todos sus miembros son tecnócratas elegidos en los despachos de las grandes empresas multinacionales que originaron la crisis. Ya en su día el catedrático de economía, Carlos Berzosa, nos decía que por no haber desarmado al poder financiero que originó la gran hecatombre estos se iban a comer a los Gobiernos y a los Estados. Y que no crea Alemania que está libre de caer en las garras de eso que llaman “mercados”. 

Angela Merkel ha jugado el papel de caballo de Troya para hundir primero a los países mediterráneos y más tarde a su socio francés, pero Alemania está en la lista negra, en último lugar es cierto, pero de esta no se salva nadie. Europa y los Estados Unidos caerán como fruta madura y millones de ciudadanos con ellos, si no se le hace frente a la capacidad depredadora de las instituciones monetarias y europeas que capitanean la aniquilación de los derechos sociales y laborales en medio mundo. Con democracia no puede ser pues se encuentra en un estado tal de debilidad que  no cabe esperar ninguna reacción una vez que nuestros políticos se han puesto en primer tiempo de saludo cuando otros han llamado a las puertas de sus países para violar todos los principios imaginables. Dio lo mismo que se tratara de la derecha o de la socialdemocracia quien hubiera estado en aquellos momentos en el poder, ambos reaccionaron con pavor ante las órdenes de las sociedades de calificación y riesgo. Por eso tenemos ya en Grecia y en Italia a gobiernos que no han pasado por las urnas. 

Cada día se cruza la línea roja, se baten records de riesgo, se oculta la información necesaria a los ciudadanos y se avanza en la dirección que Wallerstein ha señalado recientemente al decir: “Yo veo guerras civiles en múltiples países del norte, sobre todo en Estados Unidos donde la situación es mucho peor que en Europa Occidental, aunque allá también hay posibilidades de guerra porque hay un límite hasta el cual la gente ordinaria acepta la degradación de sus posibilidades”

En España, para después del 20N, dirigentes del Partido Popular ya avisan de que nuestras calles se van a llegar de gente por las severas medidas de ajuste que se preparan, siempre en la misma dirección que ya saben ustedes muy bien cuál es: ninguna de ellas pasa por pedir que arrimen el hombro los que más tienen.

Y así, mientras a través de las televisiones se impregna a la población del miedo que otros crean, se oculta la realidad. Como nos decía el Roto en una de sus viñetas: “lo malo que tiene esta edad de oro de la comunicación y de la información es que no hay manera de saber lo que pasa”.

jueves, 10 de noviembre de 2011

LA PRIMA DE RIESGO



Se ha hecho tan popular en España que pocos se privan de hablar de ella. Los obreros la citan a la hora de comer y es raro el bar en el que si uno pone fino el oído no se escuche todo tipo de bromas e improperios sobre ella. “¿La prima de quien?”, dicen unos. “La prima del Riesgo”, contestan los otros y a continuación se escuchan sonoras carcajadas. Sí, porque no hay día que el Telediario, la radio o la prensa no la cite para causar miedo y pavor entre toda lo población. Nunca una prima había estado tan presente en nuestras vidas. Unas veces para decirnos que se ha encendido la luz roja; otras para asegurarnos que estamos a un tris de salirnos del euro, o finalmente para hablar de fin de la Unión Europea, temas todos ellos que provocan risa e hilaridad, en sus momentos de asueto, entre los obreros que saben que a más tardar mañana se pueden quedar en la calle con una mano delante y la otra atrás. 

Esta misma mañana, el barquero de la Casa de Campo, me manifestó su temor por lo que estaba sucediendo. El, que además de barquero es persona sensata y leída, puso cara de estar muy preocupado. “Esto se está poniendo muy feo”, me dijo y yo paseando mi vista por el tranquilo lago en el amanecer precioso de otoño no supe a que se debía el temor del barquero hasta que me por fin me dijo “Si, hombre, la prima de riesgo” ¡Ah! Suspiré aliviado, pues creía que se trataba de algo realmente serio, al ver la cara grave de aquel hombre. 

Angela Merkel y Sarkosy han llegado hasta el corazón mismo de la clase trabajadora. Los políticos en campaña electoral no dejan de hablar de ella y mi mujer se ha vuelto adicta a las noticias de la televisión como hasta ahora nunca lo había sido. Ella, a quien no le gustan los temas del corazón, ahora se ha volcado con los informativos. Espera impaciente la hora del Telediario para ponerse reverencialmente ante la pantalla imponiéndome silencio absoluto para escuchar como los presentadores-presentadoras con lenguaje apocalíptico le estropean la cena, para a continuación dar paso al corresponsal en Bruselas que no lo pinta mejor y a una larga retahíla de personajes, europeos o españoles, que más da, que  intentan decirnos con una falsa seguridad algo de lo que se van a tener que retractar mañana. Y todo por la dichosa prima de riesgo. 

Por ella caen gobiernos y gobernantes, para ser inmediatamente sustituidos por otros tan dóciles o más que ellos ante lo que muchos llaman "los mercados". Menos mal que nos queda Portugal, decía la canción: ahora ni Portugal, ni Irlanda, ni Grecia, ni España, ni Francia, ni Bélgica, ni tan siquiera la gran Alemania. Nadie está ya libre de ser sacudido por el fantasma del miedo. Y es, precisamente el miedo, quien termina con los países. El miedo de los ciudadanos. Por eso resulta tan saludable el temperamento de nuestros paisanos tomándoselo a chirigota. Incluso creo que hay películas en fase de producción, con el más puro instinto de Berlanga, sobre esto que llaman la crisis y que no es otra cosa que el saqueo. 

“Qué más da lo que se haga” dice la sabiduría popular en la taberna, la misma que hace años respondía así ante la cuestión ingenua de un parroquiano que preguntaba en plena invasión de Irak: "¿Y quién crees que va a ganar la guerra” Entonces, el parroquiano de la nariz roja, se dio la vuelta y le respondió: “Pues quién va a ser, hombre, los de siempre”. Y  "¿quiénes son los de siempre?”, inquirió el parroquiano. “El dinero, hombre, el dinero”. Y siguió tomándose tranquilamente su vino.