Al otro lado se sitúan los millones de ciudadanos que han inundado las urnas de papeletas apoyando precisamente al partido que cuenta con más denuncias por corrupción, con escándalos como el caso Gurtel, el caso Brugal o el caso Fabra. Es decir, que unos miles de ciudadanos salen a las calles para pedir la regeneración democrática mientras varios millones ratifican los comportamientos más deshonestos en las urnas. Y todo ello en medio de la mala gestión de la crisis económica hecha por el presidente Zapatero bajo los pésimos consejos de su ministro, amigo y consejero, Miguel Sebastián.
El mapa político, autonómico y municipal, ha quedado configurado de la siguiente manera: un gran partido hegemónico, el Partido Popular, con mayorías absolutas en muchas ciudades y autonomías de España, y dos partidos nacionalistas, los dos partidarios de la independencia, en Euskadi y Cataluña. Creo que a ninguno de ellos (el PP, BILDU, el PNV, o CIU) les va a preocupar ni mucho ni poco las peticiones de los jóvenes sin futuro sino que van a estar muy cerca de sus intereses empresariales y financieros, es decir con el capital especulativo y las grandes empresas.
Si este panorama les parece preocupante todavía lo es más el desarrollo que está teniendo dentro del Partido Popular su ala más radical, el llamado Tea Party español, con un liderazgo claro del ex presidente José María Aznar; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre; el nuevo presidente de Asturias, Álvarez Cascos; la futura alcaldesa de Madrid, Ana Botella, y una larga lista que va desde Federico Trillo, hasta Mayor Oreja, y diputados y senadores que desde dentro del Partido Popular inclinan la balanza hacia la derecha más extrema, partidaria de la expulsión de los inmigrantes, de la derogación de la ley del aborto, de la enseñanza religiosa, y de la utilización de las armas para erradicar cualquier actitud soberanista o para implantar en el mundo los valores de la economía occidental, llámese guerras de la energía, guerras preventivas o guerras contra el terrorismo internacional.
El fortalecimiento de esta derecha extrema que crece dentro del PP junto a la cantada desaparición de las opciones socialdemócratas que todavía albergaba una pequeña parte del gobierno del PSOE, con una Izquierda Desunida a punto de una nueva escisión si se confirma la salida de Llamazares con cientos de militantes descontentos por como el núcleo duro del PCE ha gestionado sus apoyos postelectorales propiciando el gobierno municipal del PP en numerosas ciudades, y el descontento cada día mayor de los ciudadanos, dibuja un panorama al menos preocupante para unas próximas elecciones, se adelanten o no, con una precampaña dura y crispada al tiempo que los trabajadores son de nuevo castigados y las clases medias empobrecidas con la excusa de una crisis económica que como todos saben ya a estas alturas no ha sido creada por los trabajadores ni por los empresarios sino por esa gran ruleta en la que la económica especulativa se juega a diario el futuro de todos los españoles, los griegos, los irlandeses, los portugueses, o lo que es lo mismo, de aquellos que muestran más debilidad ante los dictados de los grandes organismos internacionales, los mismos que llevaron la gran crisis económica al sur de Asia, de Argentina, Ecuador , etc. Lo que en boca de miembros del FMI y del BM se conoce ya como el “gansterismo financiero”.
No, lo que ahora se avecina en España no es la alternancia en el poder. Lo que avanza a grandes pasos es un cambio importante en la forma de practicar y concebir la democracia. Y todo esto se va a realizar sin gran esfuerzo puesto que el terreno para que ello sea posible ya ha sido abonado por el gobierno de un partido al que claramente le sobran un par de letras.
Ahora habrá un cambio de batuta. La música que sonará será la misma. Quizás más estruendosa. La cuerda será sustituida por el metal. Sin duda, por el vil metal.
Una reflexión magnífica que suscribo en la práctica totalidad.
ResponderEliminarGracias Charly