Mientras nos tienen entretenidos con el “show de los mercados”, con la inestimable ayuda en la puesta en escena de los grandes medios de comunicación, el lobby internacional más destructor del mundo sigue creando pánico entre las clases medias europeas y condena a la clase trabajadora a la pérdida de todos los derechos conseguidos tras dos guerras mundiales, un precio que los trabajadores tuvieron que pagar muy alto, con decenas de millones de muertos.
La destrucción de puestos de trabajo en todos los sectores ha creado tal pánico entre la población que está condicionando la propia recuperación económica. El capital no se basta para consumir sus propios productos y los consumidores o se han retraido por miedo a lo que pueda pasar en un futuro cercano, dejando de gastar, o simplemente no tienen ni un duro para hacerlo. Y no es solamente el paro uno de los problemas que frenan la salida de la crisis sino algo mucho más desesperanzador: la constatación de que entre los trabajadores está creciendo cada vez más el llamado “trabajador pobre”, es decir aquel que tiene un trabajo pero que no gana lo suficiente para llegar a mantenerse hasta fin de mes. Trabajadores precarios que aumentan cada día más como resultado de los pactos a los que llegan sindicatos, empresarios y gobierno en materia sociolaboral.
Frente a esta destrucción masiva de trabajo o al trabajo precario vemos a diario como se multiplican los expedientes de regulación de empleo en empresas que declaran enormes beneficios, tal es el caso de PRISA o de TELEFONICA (MOVISTAR). En el primero de los casos, Prisa presentaba un balance económico positivo de algo más de 11 millones de euros y en el segundo, Telefónica, 6.755 millones de euros. En ninguno el Gobierno ha impedido la puesta en marcha de estos expedientes de regulación, permitiendo que al tiempo que Prisa va a desprenderse de 2.500 persona y Telefónica de 6.500 trabajadores, sus directivos duplican o triplican sus sueldos y sus bonus quizás por el triste mérito de externalizar sus servicios y deslocalizarlos a áreas del mundo en donde se pagan sueldos de miseria.
Alierta, es el ejecutivo de su sector mejor pagado, con 8,6 millones de euros más un fondo de pensiones de infarto, mientras sus consejeros y directivos se embolsan más de 42 millones de euros anuales. Lo mismo que el grupo Prisa que reparte entre sus 16 consejeros más de 10 millones de euros.
Este ejemplo está siendo seguido por numerosas empresas españolas que han visto en la crisis su gran oportunidad para deslocalizar empleo, expulsar trabajadores, reducir salarios y poner a sus pies al poder sindical, incapaz de una contestación efectiva o sencillamente anclados en ese papel de la declaración televisiva o la manifestación callejero festiva, excluyendo las acciones que ahora han quedado en manos de los jóvenes del 15 M.
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