jueves, 10 de noviembre de 2011

LA PRIMA DE RIESGO



Se ha hecho tan popular en España que pocos se privan de hablar de ella. Los obreros la citan a la hora de comer y es raro el bar en el que si uno pone fino el oído no se escuche todo tipo de bromas e improperios sobre ella. “¿La prima de quien?”, dicen unos. “La prima del Riesgo”, contestan los otros y a continuación se escuchan sonoras carcajadas. Sí, porque no hay día que el Telediario, la radio o la prensa no la cite para causar miedo y pavor entre toda lo población. Nunca una prima había estado tan presente en nuestras vidas. Unas veces para decirnos que se ha encendido la luz roja; otras para asegurarnos que estamos a un tris de salirnos del euro, o finalmente para hablar de fin de la Unión Europea, temas todos ellos que provocan risa e hilaridad, en sus momentos de asueto, entre los obreros que saben que a más tardar mañana se pueden quedar en la calle con una mano delante y la otra atrás. 

Esta misma mañana, el barquero de la Casa de Campo, me manifestó su temor por lo que estaba sucediendo. El, que además de barquero es persona sensata y leída, puso cara de estar muy preocupado. “Esto se está poniendo muy feo”, me dijo y yo paseando mi vista por el tranquilo lago en el amanecer precioso de otoño no supe a que se debía el temor del barquero hasta que me por fin me dijo “Si, hombre, la prima de riesgo” ¡Ah! Suspiré aliviado, pues creía que se trataba de algo realmente serio, al ver la cara grave de aquel hombre. 

Angela Merkel y Sarkosy han llegado hasta el corazón mismo de la clase trabajadora. Los políticos en campaña electoral no dejan de hablar de ella y mi mujer se ha vuelto adicta a las noticias de la televisión como hasta ahora nunca lo había sido. Ella, a quien no le gustan los temas del corazón, ahora se ha volcado con los informativos. Espera impaciente la hora del Telediario para ponerse reverencialmente ante la pantalla imponiéndome silencio absoluto para escuchar como los presentadores-presentadoras con lenguaje apocalíptico le estropean la cena, para a continuación dar paso al corresponsal en Bruselas que no lo pinta mejor y a una larga retahíla de personajes, europeos o españoles, que más da, que  intentan decirnos con una falsa seguridad algo de lo que se van a tener que retractar mañana. Y todo por la dichosa prima de riesgo. 

Por ella caen gobiernos y gobernantes, para ser inmediatamente sustituidos por otros tan dóciles o más que ellos ante lo que muchos llaman "los mercados". Menos mal que nos queda Portugal, decía la canción: ahora ni Portugal, ni Irlanda, ni Grecia, ni España, ni Francia, ni Bélgica, ni tan siquiera la gran Alemania. Nadie está ya libre de ser sacudido por el fantasma del miedo. Y es, precisamente el miedo, quien termina con los países. El miedo de los ciudadanos. Por eso resulta tan saludable el temperamento de nuestros paisanos tomándoselo a chirigota. Incluso creo que hay películas en fase de producción, con el más puro instinto de Berlanga, sobre esto que llaman la crisis y que no es otra cosa que el saqueo. 

“Qué más da lo que se haga” dice la sabiduría popular en la taberna, la misma que hace años respondía así ante la cuestión ingenua de un parroquiano que preguntaba en plena invasión de Irak: "¿Y quién crees que va a ganar la guerra” Entonces, el parroquiano de la nariz roja, se dio la vuelta y le respondió: “Pues quién va a ser, hombre, los de siempre”. Y  "¿quiénes son los de siempre?”, inquirió el parroquiano. “El dinero, hombre, el dinero”. Y siguió tomándose tranquilamente su vino.  

1 comentario:

  1. en la cama... sean francos o tanos

    parece ser que no hay manera de doblar el futuro negro que nos imponen. Esas guerras no tienen apenas trincheras y, de tirar al tirano, lo hacemos más bien de lejos.

    Así uno y otros, de finar, acaban en la cama y sin sus primas.

    Así primas y mercados envueltos en miedos nos dejan hasta que apartan un hueso y aparece una cama que nos mueve de alguna manera de malditos a vencedores.

    Abrazos y garras!

    Kike

    ResponderEliminar