Europa está dejando de existir
como entidad económica y política. Parece que va a morir de éxito fruto del
espejismo en el que ha vivido durante varias décadas. Las Naciones y los
Estados, ambos con muy poca vida, apenas sesenta años, han demostrado ya su
inoperancia para enfrentarse a los organismos internacionales en manos
de las grandes organizaciones financieras y el gran logro de la moneda única desaparecerá
en poco tiempo obligando a la vuelta a las monedas nacionales con el
consiguiente empobrecimiento de todos los europeos que perderán más de un
cuarenta por ciento de sus ahorros de la noche a la mañana. A eso le llaman ya “el
shock del euro”.
Con un endeudamiento público y
privado que roza el billón de euros, con unos intereses anuales de 35.000
millones de euros, España no puede mantenerse por más que se empeñen en
recortarnos hasta el aliento. Eso lo saben los causantes de la crisis
económica y del gran capital que están resituando sus dineros en bancos extranjeros,
hecho este que a su vez acrecienta más la inestabilidad económica de la economía en
España.
Inmanuel Wallerstein, sociólogo y
principal analista mundial del sistema mundo, cree lo que se está produciendo
en este principio de siglo es un cambio sistémico de grandes proporciones, una lucha
encarnizada entre el capital y el trabajo tal y como nosotros todavía lo
concebimos, del que difícilmente se va a poder salir sin un gran confrontación
global, es decir lo que antes llamábamos guerra mundial y que hoy todavía no tiene
nombre. Dirán ustedes que se trata de un análisis catastrofista pero yo les
recomiendo que se informen adecuadamente, es decir, que abandonen su periódico
habitual, los noticiarios de las radios o las televisiones nacionales y consulten a
través de internet cual es la opinión de los más prestigiosos analistas
mundiales o de las prensa económica más cualificada.
¿De qué sirve entonces el circo
de la Unión Europea con sus recomendaciones de austeridad o de crecimiento? ¿Que
fiabilidad le podemos dar a nuestros políticos o a nuestros medios de
comunicación? Ninguno. Cero.
Ya nadie se fía de nadie. El
Banco de España dice desconocer las cifras reales de los activos tóxicos
bancarios. Las cuentas de las Comunidades Autónomas son un enigma para los
políticos que las gobiernan, cada día se cambian y aparecen nuevas sorpresas. La propia
presidenta de la Comunidad de Madrid dice que ella, al igual que Sócrates, "solo
sabe que no sabe nada". La debacle financiera se acrecienta cada día. Bankia,
ayer había que ayudarle con los
dineros del Estado, unos cuatro mil millones; a la semana siguiente ya
son siete mil
millones: diez días más tarde quince mil millones y hoy, el periódico
“El
País” estima que la cifra podría ser de veinte mil millones. Para poder
pagar se recortará todavía más en sueldos , educación o sanidad cuando
ya tenemos en España cerca de dos millones de familias
en las que ninguno de sus miembros trabaja, o un índice de pobreza entre
la
población hasta ahora nunca visto.
Nuestros políticos nos han
engañado durante años y hoy no saben estar a la altura de las circunstancias dándonos
un ejemplo de corrupción sin límites. Las más altas instancias de la
magistratura, en manos de los partidos políticos, dan un ejemplo nefasto con
sus dispendios y prebendas. El Rey y su familia no salen mejor parados. Algo
huele a podrido en España. Lo grave es que millones de españoles y españolas
afectados por todo lo que está sucediendo padecen la ceguera de la que nos
hablaba nuestro premio Nobel, José Saramago y manifiestan escasa preocupación
por la corrupción o por la salud democrática de su propio país. ¿A ver si
Wallerstein va a tener razón?.
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