domingo, 3 de abril de 2011

GRUPO SALVAJE


Son una pandilla de facinerosos que van robando bancos y creando el pánico allí por donde pasan. Bueno, eso en la película de Sam Peckinpah. En la vida real quienes siembran el pánico en las poblaciones y saquean las cuentas privadas de los ciudadanos son los mismos banqueros. Si no que se lo pregunten a los argentinos afectados por el “corralito”, que son muchos, o a las víctimas de la mal llamada crisis económica, que son todavía muchos más. Y digo mal llamada porque a mi juicio no se ha tratado de una crisis en el sentido estricto del término sino de un fortísimo golpe del capital financiero sobre la economía real y sobre el trabajo y los ingresos de millones de ciudadanos en todo el mundo. También una forma de doblegar al poder político y ponerles de rodillas ante el verdadero poder, el de los forajidos de leyenda, ataviados con sus trajes de 2.000 dólares, en una demostración de poder hasta ahora nunca vista.

Uno de los mejores retratos de este Grupo Salvaje nos lo ofrece el documental “Inside Job” (lástima que su subtitulado ilegible en algunos momentos nos impidan una comprensión completa de lo que se nos está diciendo) en el que nos cuentan con pelos y detalles como los especuladores financieros al mismo tiempo que creaban la catástrofe ganaban dinero con ella apostando, como el bombero incendiario, a que todo se vendría abajo debido a sus propias prácticas. Los llamados CDS, tristemente populares a raíz de las prácticas seguidas por los mercados para hundir países como Grecia, Irlanda o Portugal. 

De todo esto nos habla el excelente documental y también de cómo los mismos actores de la crisis después de provocarla terminan ocupando los cargos más importantes de la economía mundial de la mano del presidente Obama, el mismo que a pesar de sus buenas intenciones tuvo que doblegarse ante el Grupo Salvaje que, por lo que parece, es ahora quien decide el futuro de gran parte de la humanidad

Pero frente a Goliat siempre ha habido un David. En este caso el diminuto pastor de la onda no ha sido otro que uno de los pueblos con más historia y más democracia del mundo. Me refiero a los islandeses, que han escrito una saga más en su historia enfrentándose al Grupo Salvaje, negándose a sucumbir ante la presión de sus armas e incluso encerrando en la cárcel a algunos de los miembros de esta banda planetaria. 

Y ello nos resulta especialmente gratificante a todos los ciudadanos del mundo que sufrimos el acoso de estos pistoleros. A todos aquellos que siendo víctimas de sus malas prácticas ven hoy como les arrebatan sus viviendas al no poder hacer frente a sus deudas y además les obligan a seguir pagándoles de por vida, no contentos con haber saldado su deuda con creces. 

He visto por la televisión llorar a una pobre anciana que se había quedado en la calle por una deuda ridícula o como desalojaban de sus viviendas a otras víctimas sin darles la menor facilidad para solucionar sus problemas. Quizás por eso, cuando los bravos islandeses en referéndum se negaron a pagar a sus extorsionadores estos no tuvieron más remedio que flexibilizar sus duras condiciones y darles un plazo más razonable para pagar sus deudas.   

Unos y otros deberíamos de aprender de esta lección. Nosotros a defendernos frente a un atraco de esta magnitud. Y ellos a utilizar menos sus armas en público.

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