Si en este año
2015 que comienza todo sigue más o menos igual, es decir: el Partido Popular
erre que erre con sus recortes, diciendo que la crisis ya es historia- bueno,
en realidad, siempre ha sido una historia - ; el PSOE buscando un hueco sin
ofender mucho al PP, no vaya a ser que al final les toque apoyarlos después de
unas elecciones sin mayorías claras; UPyD retrocediendo, al igual que IU; y
PODEMOS en ascenso. Si estos indicadores se mantienen hasta final del año 2015
que es cuando toca ir a las urnas en elecciones generales, una persona tendrá
en sus manos el futuro del país. Nada menos que un joven mediático, de un metro
noventa de estatura, guapetón, con una sonrisa amplia- no sé de qué se ríe Sr.
Sánchez, no lo sé- y una ideología que presumo está hecha a medida de las
circunstancias.
Y son precisamente
estas circunstancias las que pueden convertirle en la llave de la
gobernabilidad en España. Cuando hablo de "llave" y de
"gobernabilidad" estoy utilizando el lenguaje de los poderosos: la
banca, el poder político y el poder mediático. No el de los ciudadanos.
No. Su lenguaje es más cercano, más cotidiano, tiene que ver con el trabajo, el
amor, los amigos, la familia, la sanidad, la educación, la vida en común, el
poder subsistir hasta la vejez pues las llaves de la gobernabilidad nunca han
estado en sus manos aunque muchos se empeñen en repetírselo una y otra
vez.
Y ahora, mucho me
temo que tampoco, aún cuando sean millones los que opten por apoyar a PODEMOS
con sus votos. Soy escéptico respecto a la pronta llegada al poder de
esta nueva formación política que tiene sus raíces en los movimientos
ciudadanos del 15 M y no porque no lo desee sino porque conozco de cerca los
mecanismos de los grandes medios de comunicación, el poder del miedo viajando
por las ondas hertzianas hasta perforar los cerebros más débiles del país;
porque no he visto en todos estos años de sufrimiento y saqueo reacciones
valientes de la ciudadanía sino tan solo hastío y cansancio ciudadano.
Muchos jóvenes que antes se manifestaban en contra del mileurismo hoy declaran
que se sentirían satisfechos si pudieran rebasar el salario de los
mil euros. Los más poderosos creen que estos mismos se contentarían
con menos, que los derechos se pueden recortar todavía más sin pagar un
elevado precio electoral. Y es posible que no les falte razón. Porque, ¿acaso,
un pacto postelectoral encubierto PP-PSOE, no conduciría precisamente a eso, a
consolidar la Sociedad del Malestar?
En la parte
contraria de la moneda se encuentra la cara de Pablo Iglesias, el rostro más
visible de PODEMOS, prometiendo su cargo como presidente del Gobierno ante el
rey Felipe VI. La derrota del voto del miedo, la demostración más palpable de
que las redes sociales tienen un poder superior a los medios de comunicación
tradicionales.
La cara de póker
que se les iba a quedar a los presidentes de los grandes bancos, a no pocos
dirigentes políticos o a los desgastados líderes sindicales.
Un nombre,
anótenlo, Pedro Sánchez. Él sí podría tener el poder de decidir una vez que los
españoles se expresen en las urnas, cuando veamos que los números no cuadran,
que nadie tiene la mayoría suficiente para gobernar. ¿Qué hará entonces el
líder socialista? ¿Se autoinmolará ante el poder económico como ya anteriormente
hizo Zapatero aún a costa de resquebrajar su propio partido político? ¿O hará
borrón y cuenta nueva y dará paso a una nueva forma de ver y concebir la
realidad?
Iñaki Gabilondo, refiriéndose
a las tres formaciones políticas más favorecidas por las encuestas, ha dicho
recientemente que ante unas elecciones generales los españoles tendremos que
decidir entre tres opciones políticas muy claras: PODEMOS, NO PODEMOS o YA
VEREMOS.
Pues, eso, ya
veremos.
! Menuda forma de
comenzar el año ¡
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