Casi año y medio
de silencio, obligado por razones familiares, pero de nuevo estamos aquí.
No han sido pocas las cosas que han cambiado en este tiempo en España.
Más corrupción, más miseria, se ha acrecentado la llamada "brecha
social" y el ciudadano, cada día más harto, ha decido romper con los
miedos impuestos por los grandes medios de comunicación y olvidar los Pactos de
la Transición para apostar por un tiempo nuevo de la mano de Podemos, un
movimiento ciudadano, que ha arrancado con fuerza en las pasadas elecciones
europeas y que no hace más que crecer y al que desde aquí damos la bienvenida,
aunque solo sea por las reacciones tan saludables que hasta ahora ha provocado:
el cese de Rubalcaba en el PSOE; la salida del rey abdicando en su hijo Felipe;
la ruptura de una buena parte de Izquierda Unida con la generación más antigua
y retrógrada de ese partido; un cierto temor en el mundo financiero y sobre
todo la puesta en marcha del ventilador para airear la corrupción en los
organismos del Estado, en el partido del Gobierno, en las Comunidades
Autónomas, en los Ayuntamientos o en la Casa Real. Naturalmente que esto
está provocando una reacción a la contra por parte de quienes han sido durante
los últimos años artífices y protagonistas del saqueo nacional que no han
dudado en orquestar una gran campaña nacional para intentar acusar a
"Podemos" de todos los males posibles: hay quienes dicen que ellos
van a ser los verdugos de la democracia; otros los acusan de simpatizar con
movimientos terroristas, o cuando menos de estar a sueldo de algunas dictaduras
latinoamericanas. Nada más alejado de su programa de gobierno de tinte
socialdemócrata que han comenzado a desgranar en el terreno económico. Y
contra tanta injuria estos jóvenes mesiánicos dicen que hay que poner la otra
mejilla o lo que es lo mismo responder con buen humor y una amplia sonrisa.
"Podemos"
está poniendo al descubierto las vilezas de nuestro sistema y de quien nos
gobierna. Por eso debemos de darle la bienvenida. Cuando creíamos que todo
estaba perdido renace una pequeña esperanza. Lo que más me gusta de todo este
pequeño terremoto político del año 2014 es que por fin una generación, la
llamada "Generación Perdida", va a poder ser protagonista de su
historia tal y como muchos de nosotros lo fuimos en los años setenta , al final
de la dictadura y en la llamada Transición Democrática. Es a ellos, a estos jóvenes,
ellos y ellas, a quienes corresponde ahora enderezar el rumbo y recuperar los
viejos valores de la justicia, la educación, la solidaridad y la
libertad.
El 11 M ha dado
sus frutos. El cambio de piel de toda una sociedad harta y cansada de tanta
expoliación y tantos abusos se va a producir a no tardar en este nuevo año 2015
que pronto comienza.
Lástima que lo
hagamos todavía con el lastre de dos sindicatos pactistas y posibilistas , como
son Comisiones Obreras y la UGT, cuyos vetustos y gastados líderes tantos
gustan de fotografiarse en el Palacio de la Moncloa con el Señor de los
Recortes, firmando pactos cuando menos vergonzosos para toda la ciudadanía.
¿Cuando les llegará a ellos la renovación?
Tras este año y
medio de silencio abro de nuevo los ojos a la realidad con la misma sensación
que tuvo Monterroso cuando escribió su pequeño cuento. Yo como él, cuando desperté
pude ver como el Dinosaurio todavía estaba aquí.
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