martes, 3 de febrero de 2015

MENSAJE EN UNA BOTELLA



¿No habíamos quedado en que los ciudadanos iban a recibir información veraz a través de los medios de comunicación y que estos actuarían como servicio público? ¿No es eso al menos lo que refleja la Constitución española, esa que nadie quiere cambiar pero que muchos se pasan por el forro ante la face de todos los españoles?  

Si hablamos de radios o televisiones públicas éstas han sido secuestradas por el poder dominante, tanto a nivel nacional como autonómico. Si hablamos de medios de comunicación privados solo hay que fijarse en el accionariado, en los que pagan las nóminas de los trabajadores. O en los bancos que han comprado la enorme deuda en que han incurrido estos medios.

¿Qué información veraz podemos esperar de un gobierno que no deja de mentir o de una oposición que nunca dice la verdad? O de los grandes bancos que son los que tienen la deuda de las grandes cabeceras de prensa. O de las ayudas en publicidad institucional o derivadas que financian cada año los gobiernos. La única libertad posible es la que tiene cada ciudadano de escribir y a esa capacidad individual de publicar el corresponde la de no ser leído. Por lo tanto la libertad real parece sostenerse en el viento. 

Estos días podemos ver y escuchar como desde el PP nos dicen que si gana las elecciones PODEMOS no volverá a existir la democracia en España o visualizar la foto del secretario general del PSOE firmando junto a Mariano Rajoy severas medidas antiterroristas que llegan hasta la cadena perpetua, pudiendo considerarse terrorista aquel que se asoma a una página de internet sin más que la mera curiosidad. Eso sí, tras la firma, el portavoz del PSOE aclara que en cuanto se publique la ley en el BOE su partido pedirá la inconstitucionalidad de eso que han firmado. Si hay alguien que lo entienda que lo explique.

El ruido y la confusión es tal que es como si un sabio intentara disertar ante un público entregado en pleno desfile de los Carnavales de Rio. Imposible enterarse. De eso se trata, de aislar a aquellos que tienen algo que decir y que no dejen de hablar aquellos que siempre dicen lo mismo. 

Frente a éstos nos encontramos unos cuantos miles o quizás millones de blogs que aspiramos a que alguien te lea. A que tus textos, perdidos en la jungla infinita de internet, puedan llegar a alguien. Participamos de la esperanza y la desesperanza del náufrago. Escribimos nuestro mensaje, lo introducimos en una botella y desde la isla desierta en la que nos encontramos, la lanzamos al mar con la esperanza de que algún día alguien la recoja y la lea. 

No somos tan exigentes como para pensar que nuestros mensajes puedan ser leidos hoy, mañana o dentro de diez años, tan solo pedimos que alguien los lea alguna vez, aunque entonces nosotros ya no existamos. Hace poco, un compañero del universo blogero, me comentaba que llevaba cinco años escribiendo diariamente sobre temas culturales y que nunca había tenido constancia de que nadie le hubiera leído nunca. Ni siquiera su mujer o su hija manifestaban el menor interés en saber que había en la cabeza de aquél hombre o que hacía en sus horas libres encerrado en su habitación tecleando palabra tras palabra. Y me decía: “pero hombre, ¿si no te leen ni tu mujer ni tu hija, que se puede esperar ya?
    
Ante tal grado de anonimato el universo bloguero lanza millones de botellas al agua con otros tantos mensajes, no para que lo rescaten a uno de su isla , sino para evitar que otros se ahoguen.  

1 comentario:

  1. YO SI TE LEO, Y ME GUSTA Y ME DESILUSIONA QUE NO HAYA UNO
    UNO NUEVO PERO SOY MUESTRA CLARA DE LA MAYORIA SILENCIO-
    SA.... GRACIAS.

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