¿No habíamos quedado en que los
ciudadanos iban a recibir información veraz a través de los medios de
comunicación y que estos actuarían como servicio público? ¿No es eso al menos lo que
refleja la Constitución española, esa que nadie quiere cambiar pero que muchos
se pasan por el forro ante la face de todos los españoles?
Si hablamos de radios o televisiones públicas éstas
han sido secuestradas por el poder dominante, tanto a nivel nacional como
autonómico. Si hablamos de medios de comunicación privados solo hay que fijarse
en el accionariado, en los que pagan las nóminas de los trabajadores. O en los
bancos que han comprado la enorme deuda en que han incurrido estos medios.
¿Qué
información veraz podemos esperar de un gobierno que no deja de mentir o de una
oposición que nunca dice la verdad? O de los grandes bancos que son los que tienen
la deuda de las grandes cabeceras de prensa. O de las ayudas en publicidad
institucional o derivadas que financian cada año los gobiernos. La única
libertad posible es la que tiene cada ciudadano de escribir y a esa capacidad individual de publicar el corresponde la de no ser
leído. Por lo tanto la libertad real parece sostenerse en el viento.
Estos días podemos ver y escuchar como desde el PP nos dicen que
si gana las elecciones PODEMOS no volverá a existir la democracia en España o visualizar la foto del secretario general del PSOE firmando junto a Mariano Rajoy severas medidas antiterroristas que
llegan hasta la cadena perpetua, pudiendo considerarse terrorista aquel que se
asoma a una página de internet sin más que la mera curiosidad. Eso sí, tras la
firma, el portavoz del PSOE aclara que en cuanto se publique la ley en el BOE
su partido pedirá la inconstitucionalidad de eso que han firmado. Si hay alguien
que lo entienda que lo explique.
El ruido y la confusión es tal que es como si
un sabio intentara disertar ante un público entregado en pleno desfile de los
Carnavales de Rio. Imposible enterarse. De eso se trata, de aislar a aquellos
que tienen algo que decir y que no dejen de hablar aquellos que siempre dicen
lo mismo.
Frente a éstos nos encontramos
unos cuantos miles o quizás millones de blogs que aspiramos a que alguien te lea.
A que tus textos, perdidos en la jungla infinita de internet, puedan llegar a
alguien. Participamos de la esperanza y la desesperanza del náufrago. Escribimos
nuestro mensaje, lo introducimos en una botella y desde la isla desierta en la
que nos encontramos, la lanzamos al mar con la esperanza de que algún día alguien la recoja y la lea.
No somos tan exigentes como para pensar que nuestros mensajes puedan ser leidos hoy, mañana o
dentro de diez años, tan solo pedimos que alguien los lea alguna vez, aunque entonces
nosotros ya no existamos. Hace poco, un compañero del universo blogero, me
comentaba que llevaba cinco años escribiendo diariamente sobre temas culturales
y que nunca había tenido constancia de que nadie le hubiera leído nunca. Ni
siquiera su mujer o su hija manifestaban el menor interés en saber que había en
la cabeza de aquél hombre o que hacía en sus horas libres encerrado en su
habitación tecleando palabra tras palabra. Y me decía: “pero hombre, ¿si no te
leen ni tu mujer ni tu hija, que se puede esperar ya?
Ante tal grado de anonimato el
universo bloguero lanza millones de botellas al agua con otros tantos mensajes,
no para que lo rescaten a uno de su isla , sino para evitar que otros se
ahoguen.
YO SI TE LEO, Y ME GUSTA Y ME DESILUSIONA QUE NO HAYA UNO
ResponderEliminarUNO NUEVO PERO SOY MUESTRA CLARA DE LA MAYORIA SILENCIO-
SA.... GRACIAS.