Ahora que sé que me lees, amigo
anónimo, ya estoy en disposición de contarte algo nuevo. Si quieres hablamos de
Venezuela, del “régimen bolivariano”, como así le llaman los dirigentes del PP
y del PSOE al legítimo gobierno de Venezuela. Yo estuve allí cuando Hugo Chávez
había recobrado la presidencia del Gobierno tras un golpe de estado, poco
después de que los Estados Unidos hubieran propiciado sus sustitución "forzosa" por el candidato de facto, Pedro Carmona Estanga, representante de la gran
patronal venezolana, mientras el legítimo presidente era retenido por un grupo
de militares golpistas en Fuerte Tiuna, momento que aprovechó el presidente del Gobierno español, José
María Aznar, para reconocer apresuradamente a Carmona, lo mismo que hizo el
periódico El País a través del grupo Cisneros, que formaba parte del grupo de
comunicación que dio la bienvenida al usurpador en Venezuela. Los que hoy
hablan de “régimen bolivariano”, el PP, el PSOE o el periódico El País, entre
otros, deberían recordar su vergonzosa actuación en aquel abril del 2002, como
recuerdan todavía hoy con desagrado gran parte de los venezolanos.
Quienes hicieron esto acosan y
acusan a Monedero, a Pablo Iglesias o a
Iñigo Errejón, de haber mantenido relaciones con el gobierno de Venezuela, pero parecen olvidar
que el gobierno de Rodríguez Zapatero propició, en beneficio de unos pocos,
labores de asesoría en materia de comunicación y en formación audiovisual en el
canal Tele Sur así como cursos de imagen política a través de productoras
amigas con intereses ligados al entorno de Zapatero y a altos cargos de
comunicación de su gobierno. Ni entonces ni ahora el Ministerio de Hacienda se
ocupó de esclarecer si las sumas de dinero cobradas entonces por medio de
sociedades limitadas correspondían a un trabajo personal que hacía impropio el
uso de sociedades. No es que me parezca bien ni disculpe el caso Monedero,
sencillamente me parece una desvergüenza que quienes se rasgan las vestiduras
hoy hayan hecho lo mismo ayer.
A lo que iba, la segunda vez que
visité Venezuela, en enero del 2005, con motivo del Foro Social Mundial, pude
observar con cierto asombro como los empresarios de las televisiones privadas
que habían apoyado en sus informativos el golpe contra Chávez no solamente
seguían emitiendo sino que abrían sus telediarios con insultos graves, injurias
y calumnias contra la persona de su presidente del Gobierno, hecho este que si
hubiera ocurrido en España hubiera tenido sus consecuencias. El gobierno del
“régimen bolivariano” permitía la libertad de expresión en los medios privados,
aún cuando la televisión pública fuera claramente pro-gubernamental pero menos
que lo que hoy es RTVE para vergüenza de gran parte de los españoles. Y cuando
el presidente Hugo Chávez participaba en algún acto público sus enfervorizados
seguidores no dejaban de gritarle una y otra vez: “Cadena, Cadena, Cadena”. A
lo que él les pedía calma. “Cadena” quería decir que el gobierno nacionalizara
los medios de comunicación y los convirtiera en hijos menores de la emisora
pública chavista. Chávez, aguantó el tipo. Y si bien es cierto que retransmitía
en directo sus reuniones de gobierno en donde ponía al descubierto ante todo el
pueblo los chanchullos de los más poderosos, también lo es que se complacía con
un programa matutino en la televisión pública gubernamental, llamado “Aló ,
presidente”, en donde respondía a
preguntas de los ciudadanos. Algo parecido a lo que unos años antes puso de
moda en España, el presidente Felipe González, con aquel inolvidable programa
llamado “Charlas con el Presidente”, emitido desde la Moncloa para Antena 3
Televisión, en el que FG en solitario, sentado en un sillón y junto a una
chimenea, nos ofrecía sus largos monólogos sobre tal o cual tema sin que nadie
pudiera responderle. Y como el formato no era ni atractivo ni interesante, se
programaba junto a la serie de ficción de mayor audiencia de entonces, “Farmacia
de Guardia”, pero ni así consiguió el seguimiento que pretendía la Moncloa y tras
cinco o seis emisiones tuvo que ser retirado de la parrilla. Estamos hablando de los años 1994 y 1995. Un
año más tarde FG perdería las elecciones y dejaría la presidencia de Gobierno.
Comprendo que nadie quiera
recordar que los socialistas también tuvieron sus tentaciones populistas en la
televisión; o que se oculten los intereses del Grupo Prisa en Venezuela y sus
alianzas con el grupo Cisneros; o que se borre de nuestra memoria la felicitación
del presidente Aznar al gobierno golpista que duró unos días en Venezuela, estando
el legitimo presidente secuestrado en una prisión militar; o los negocios
mediáticos de los amigos de Rodríguez Zapatero; o como tuvo que abandonar el
país Carlos Andrés Pérez en su segunda presidencia acusado de corrupción y de desfalco.
Nada de todo esto aparece en los medios de comunicación tradicionales. ¿Será
desmemoria u olvido?
No hay comentarios:
Publicar un comentario