martes, 10 de febrero de 2015

"CHARLAS CON EL PRESIDENTE"



Ahora que sé que me lees, amigo anónimo, ya estoy en disposición de contarte algo nuevo. Si quieres hablamos de Venezuela, del “régimen bolivariano”, como así le llaman los dirigentes del PP y del PSOE al legítimo gobierno de Venezuela. Yo estuve allí cuando Hugo Chávez había recobrado la presidencia del Gobierno tras un golpe de estado, poco después de que los Estados Unidos hubieran propiciado sus sustitución "forzosa" por el candidato de facto, Pedro Carmona Estanga, representante de la gran patronal venezolana, mientras el legítimo presidente era retenido por un grupo de militares golpistas en Fuerte Tiuna, momento que aprovechó  el presidente del Gobierno español, José María Aznar, para reconocer apresuradamente a Carmona, lo mismo que hizo el periódico El País a través del grupo Cisneros, que formaba parte del grupo de comunicación que dio la bienvenida al usurpador en Venezuela. Los que hoy hablan de “régimen bolivariano”, el PP, el PSOE o el periódico El País, entre otros, deberían recordar su vergonzosa actuación en aquel abril del 2002, como recuerdan todavía hoy con desagrado gran parte de los venezolanos. 


Quienes hicieron esto acosan y acusan a Monedero, a Pablo Iglesias o a Iñigo Errejón, de haber mantenido relaciones con el gobierno de Venezuela, pero parecen olvidar que el gobierno de Rodríguez Zapatero propició, en beneficio de unos pocos, labores de asesoría en materia de comunicación y en formación audiovisual en el canal Tele Sur así como cursos de imagen política a través de productoras amigas con intereses ligados al entorno de Zapatero y a altos cargos de comunicación de su gobierno. Ni entonces ni ahora el Ministerio de Hacienda se ocupó de esclarecer si las sumas de dinero cobradas entonces por medio de sociedades limitadas correspondían a un trabajo personal que hacía impropio el uso de sociedades. No es que me parezca bien ni disculpe el caso Monedero, sencillamente me parece una desvergüenza que quienes se rasgan las vestiduras hoy hayan hecho lo mismo ayer.
    

A lo que iba, la segunda vez que visité Venezuela, en enero del 2005, con motivo del Foro Social Mundial, pude observar con cierto asombro como los empresarios de las televisiones privadas que habían apoyado en sus informativos el golpe contra Chávez no solamente seguían emitiendo sino que abrían sus telediarios con insultos graves, injurias y calumnias contra la persona de su presidente del Gobierno, hecho este que si hubiera ocurrido en España hubiera tenido sus consecuencias. El gobierno del “régimen bolivariano” permitía la libertad de expresión en los medios privados, aún cuando la televisión pública fuera claramente pro-gubernamental pero menos que lo que hoy es RTVE para vergüenza de gran parte de los españoles. Y cuando el presidente Hugo Chávez participaba en algún acto público sus enfervorizados seguidores no dejaban de gritarle una y otra vez: “Cadena, Cadena, Cadena”. A lo que él les pedía calma. “Cadena” quería decir que el gobierno nacionalizara los medios de comunicación y los convirtiera en hijos menores de la emisora pública chavista. Chávez, aguantó el tipo. Y si bien es cierto que retransmitía en directo sus reuniones de gobierno en donde ponía al descubierto ante todo el pueblo los chanchullos de los más poderosos, también lo es que se complacía con un programa matutino en la televisión pública gubernamental, llamado “Aló , presidente”, en donde respondía  a preguntas de los ciudadanos. Algo parecido a lo que unos años antes puso de moda en España, el presidente Felipe González, con aquel inolvidable programa llamado “Charlas con el Presidente”, emitido desde la Moncloa para Antena 3 Televisión, en el que FG en solitario, sentado en un sillón y junto a una chimenea, nos ofrecía sus largos monólogos sobre tal o cual tema sin que nadie pudiera responderle. Y como el formato no era ni atractivo ni interesante, se programaba junto a la serie de ficción de mayor audiencia de entonces, “Farmacia de Guardia”, pero ni así consiguió el seguimiento que pretendía la Moncloa y tras cinco o seis emisiones tuvo que ser retirado de la parrilla.  Estamos hablando de los años 1994 y 1995. Un año más tarde FG perdería las elecciones y dejaría la presidencia de Gobierno.


Comprendo que nadie quiera recordar que los socialistas también tuvieron sus tentaciones populistas en la televisión; o que se oculten los intereses del Grupo Prisa en Venezuela y sus alianzas con el grupo Cisneros; o que se borre de nuestra memoria la felicitación del presidente Aznar al gobierno golpista que duró unos días en Venezuela, estando el legitimo presidente secuestrado en una prisión militar; o los negocios mediáticos de los amigos de Rodríguez Zapatero; o como tuvo que abandonar el país Carlos Andrés Pérez en su segunda presidencia acusado de corrupción y de desfalco. Nada de todo esto aparece en los medios de comunicación tradicionales. ¿Será desmemoria u olvido?

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