PIGS son las siglas de los siguientes países: Portugal,
Italia, Grecia y España. Y también una palabra inglesa de extendido significado
en el mundo. Cerdos. Primero nos llamaron PIGS, es decir nos señalaron y nos
pusieron en la diana de los mercados financieros. Y más tarde vinieron a por
nosotros. Primero cayó Grecia y todos la negaron. "Nosotros no somos Grecia", decía
el entonces presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero. "Nosotros no somos
Grecia", repetía su ministra de Economía, Elena Salgado.
Nosotros no somos
Grecia. No somos Irlanda. No somos Italia. No somos Portugal, repetíamos cada vez que uno de los paises vecinos caía en las garras de los mercados financieros internacionales y de sus voceros los organismos internacionales. Y así, mientras
nos separábamos de los países afines que iban cayendo como
piezas de dominó esperando salvarnos de la guadaña al final sucumbimos. Entonces negamos la crisis. Y cuando
finalmente el agua nos estaba llegando hasta el cuello, negamos lo uno y lo otro,
es decir el agua y el cuello. Y para ello echamos mano de los cientos de
eufemismos posibles. Pero todo ello no impidió rebozarnos en el mismo lodazal
que Irlanda, Grecia, Portugal o Italia. Y cuando eso ocurrió muchos nos preguntamos
cómo era posible que los PIGS, es decir los cerdos, o lo que es lo mismo, los
llamados países deudores, no se hubieran reunido ni una sola vez para establecer
una estrategia común, para intentar razonar ante la Unión Europea, el Bundesbank,
el Fondo Monetario Internacional o el Banco Central Europeo. Nada de eso. Se
optó por el silencio de los corderos que iban a ser degollados. Y eso nos llevó
al precipicio. Toda una lección de insolidaridad, de sálvese el más fuerte, del
que debiéramos de sentirnos avergonzados.
Nunca, en el transcurso de esto que
algunos llaman crisis, en estos últimos seis años de sufrimiento, ni uno solo
de los PIGS (Cerdos) osó rebelarse contra quienes les estaban imponiendo
medidas suicidas que iban a provocar tanto dolor en tanta gente. Si la justicia
universal existiera, aquellos que llevaron a miles de ciudadanos a la
desesperación tendrían hoy que responder ante el Tribunal Penal Internacional por sus acciones, en lugar de disfrutar de coches oficiales,
grandes sueldos, guardaespaldas y sillones de cuero en las instituciones más prestigiosas
de los respectivos países. Ellos son los mismos que hoy asoman a los medios de
comunicación como los grandes gurús pronosticando el apocalipsis para quienes
se desmarquen de los dictados de los grandes organismos europeos.
Si hubieran leído a George Orwell
sabrían que incluso entre las especies consideradas inferiores, en el mundo
animal, es posible la rebelión. O cuando menos el intercambio de opiniones. En
este caso la creación de una Mesa de Deudores para establecer vectores comunes
y evitar que los países endeudados sufran los efectos de la devastación
económica.
Las deuda no deja de subir, y cuanto más dóciles son estos países más
entrampados resultan. La progresión geométrica de los intereses ahoga las economías.
Algo parecido a lo que les pasó a los países latinoamericanos con la llamada
deuda externa, que finalmente fue condonada o reducida a sus términos reales para
poder permitir el pago a los países deudores. O la lección no aprendida del nacimiento
del nazismo por la bancarrota alemana tras la Primera Guerra Mundial con una
deuda impagable impuesta por los países vencedores; o el perdón de la deuda
alemana por los países acreedores en el año 1953, entre ellos Grecia.
La reunión de los PIGS tras seis años de sufrimientos y con medidas
impuestas que provocan más y más desolación entre los trabajadores y las clases
medias- hasta casi desaparecer en algunos países- es algo que pide Tsipras, el
nuevo presidente griego. Sin embargo es muy posible que, haciendo honor a sus
siglas PIGS, el resto de los países miren hacia otro lado negando todavía cualquier
similitud entre unos y otros y repitiendo una vez más: nosotros no somos Grecia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario