viernes, 3 de abril de 2020

TERAPIA CONTRA EL PESIMISMO


Se preguntarán ustedes que ha pasado en este blog tan serio y a veces incluso sesudo para que a estas alturas del confinamiento me haya dado por lo satírico. Y es que yo camino en dirección inversa. 

No sé si se han percatado pero desde los primeros días de la cuarentena he recibido en mi teléfono móvil decenas de mensajes en clave de humor sobre cómo había que pasear a los perros, como estos se escondían de sus dueños para no salir a la calle pues ya estaban agotados, o el sinfín de situaciones cómicas y absurdas que se podían desprender de la implantación del Estado de Alarma. Todo esto tiene una explicación sicológica que no es otra que la reacción natural ante un hecho traumático. Algunas personas se vienen abajo pero otras se vienen arriba. 

Por ese motivo, en los primeros días de cuarentena, todos los mensajes de texto y videos recibidos sonaban a cachondeo. Incluso había destacadas intervenciones de músicos y poetas. Tocando el violonchelo en un paisaje natural, el campo o la playa, incluso he visto un video de alguien arrancando bellas notas a un violín al borde de un acantilado. Todo era buen humor, belleza y esperanza. De esos días he guardado cerca de treinta versiones diferentes de la canción “Resistiré”.

A la semana siguiente, conforme iban creciendo el número de contagiados y de muertes, todo eran recomendaciones de cómo no contaminarse. Cientos de medidas de seguridad por escrito, en audios o videos explicativos de cómo hacerse una mascarilla casera o como colocarse adecuadamente los guantes para no contaminarse.

A los pocos días comenzaron a llegarme numerosas informaciones ligadas a la teoría de la conspiración. Que si el virus había sido creado en un laboratorio chino hace cinco años y como en ese laboratorio se había producido una fuga que había contaminado al mundo entero. Otro aseguraba, con una enérgica voz en off, que todo se debía a una confabulación entre uno de los mayores laboratorios farmacéuticos de  los Estados Unidos y la empresa de Bill y Belinda Gates. Un gran negocio para enriquecerse. En aquellos días me inundaron las llamadas “fake news”.

Y de pronto, durante un par de días, se produjo el silencio. 

La cosa se pone seria, pensé. Y así fue. 

La curva de mortalidad y el contagio se disparó de forma exponencial. Y de nuevo las coñas sobre si se había llegado por fin al pico de la curva ascendente. De ese momento conservo un vídeo muy simpático en el que se puede ver a Pedro Piqueras, el conductor del Informativo de Tele 5, visiblemente avejentado, que daba paso a otro ancianito que tenía la misma cara que Fernando Simón, el portavoz del Ministerio de Sanidad para el coronavirus, en donde ambos aseguraban  que ya se estaba llegando al pico.  

Y, ahora, que parece ser que nos van a  ampliar por quince días más el confinamiento, todos los videos y mensajes que recibo son pesimistas y desagradables. Numerosas declaraciones de políticos de la oposición al Gobierno acusándole de todos los males. Desagradables cifras de cómo ha caído la actividad económica y los millones de trabajadores que se van a quedar en paro una vez que esto concluya. Recibo también otros textos en los que sus autores están convencidos que el encierro va para largo. O como este otro, que me ha llegado hoy, que asegura que un nuevo virus, el hantavirus, esta vez con origen en Corea, más letal que el coronavirus, se está extendiendo por el mundo y que ya ha causado los primeros muertos.

La verdad es que no se a que agarrarme para no caer en la más profunda de las desesperanzas, por eso he pensado que aunque solo sea por esta vez, voy a utilizar este espacio que me proporciona el blog como terapia personal.

Al fin y al cabo tan solo tengo tres lectores. Que ya es mucho. Nada menos que el triple que hace tres semanas.    

1 comentario:

  1. Ánimo C. Garra, continúa con tu terapia, el "nada" es mal remedio en la actual situación.

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